Las Doce Tribus de Israel


Las Doce Tribus de Israel refiere a la tradicional división, según la historiografía bíblica, del pueblo judío a partir de los doce hijos del patriarca hebreo Jacob tenidos con sus dos mujeres, Lía y Raquel, y las dos esclavas de éstas, Zilpáh y Bilhá; Lía fue madre de Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón y Diná (hija); su esclava Zilpáh fue madre de Gad y Aser; Raquel lo fue de José y Benjamín; y Bilhá, su esclava, tuvo a Dan y a Neftalí.

Cuando los israelitas llegaron a la Tierra de Canaán, tras su salida de Egipto, dirigidos por Moisés, se repartieron el territorio entre las doce tribus descendientes de Jacob, la división fue organizada por el sucesor de Moisés, Josué, que fue además el conquistador del territorio. La tribu de José se dividió entre sus dos hijos, Efraim y Manasés, mientras que la de Leví quedó sin territorio, por estar dedicada al mantenimiento del culto, por ello, se repartió su gente entre las restantes. Se distribuyeron de la siguiente forma: la tribu de Judá se asentó en la parte occidental del Mar Muerto; la de Simeón en las tierras situadas al oeste de la de Judá, tenía al sur el desierto y en la zona occidental el país de los filisteos; la de Benjamín se situaba al norte de la de Judá y limitaba al este con el Jordán y el Mar Muerto; la de Dan se hallaba al norte de la de Simeón, al oeste de la de Benjamín y al este del país de los filisteos; la de Efraim limitaba por el sur con las de Dan y Benjamín, al este con el Jordán y al oeste con el Mediterráneo; la de Manasés estaba dividida a su vez en dos ramas, una al este del Jordán y la otra, al norte de la de Efraim, y limitaba al este con el Jordán y al oeste con el Mediterráneo; la de Isacar tenía al este el Jordán, al sur la mitad occidental de la de Manasés y por el oeste llegaba hasta el Mediterráneo; la de Zabulón limitaba por el sur con la de Isacar y era rodeada por las de Aser y Neftalí, al norte la cordillera del Líbano y hacia el oeste con Fenicia y el Mediterráneo; la de Aser tenía al este a las de Zabulón y Neftalí, al norte el Líbano y al oeste fenicia y el Mediterráneo; la de Neftalí se localizaba entre la de Aser y la mitad oriental de la de Manasés, al norte la cordillera del Líbano y al sur la tribu de Zabulón; La de Rubén y la de Gad se localizaban en la parte oriental del Mar Muerto y del Jordán.

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A la muerte del rey Saúl las tribus de Israel se dividieron. Diez de ellas permanecieron fieles al hijo de éste, Isboset, mientras que David fue aceptado como rey por las tribus de Judá y Benjamín, hasta que a la muerte de Isboset, a manos de los benjaminitas, todas las tribus se unificaron bajo el mando de David. El origen de este primer cisma parece encontrarse en la envidia del resto de las tribus hacia la de Judá, que era la más rica, numerosa y poderosa de todas ellas.

En tiempos de Salomón volvieron a surgir los problemas al discutirse los derechos sucesorios de éste, pero el rey logró mantener unidas a las tribus gracias a su buena política y a su mítica sabiduría, pese a ello no pudo evitar que a su muerte la situación empeorase. Su sucesor, Roboam, llevó a cabo una mala política que le granjeó las críticas de las tribus y que produjo la separación efectiva de las diez tribus del norte (en el 930 a.C.), que nombraron rey a Jeroboam y formaban el Reino del Norte, llamado de Efraim y también de Israel; establecieron su capital en Samaria. Las dos tribus que permanecieron fieles a Roboam, Judá y Benjamín, constituyeron el reino de Judá con capital en Jerusalén.

En los años sucesivos, el reino de Israel cayó en la idolatría, los principios de Yahvé se mantuvieron en el reino de Judá. Las diez tribus del norte son también conocidas como las tribus perdidas de Israel, ya que en el año 721 a.C. fue su territorio conquistado por los asirios, que gradualmente asimilaron a los israelitas a su cultura y costumbres; éstos abandonaron la religión de sus antepasados y se confundieron con la población asiria. Desde entonces las tribus perdidas se expandieron por el mundo. A medida que la leyenda de las mismas crecía, en diversas épocas se ha hecho descender de éstas a los más variopintos grupos y sectas religiosas, como los nestorianos o los mormones.

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