Historia de Alaska


Alaska fue visitada por primera vez por los rusos Semen Dezhnec, en 1648, y Mikhail Gvodzev, en 1730. Sin embargo fue la expedición del marino danés, Vitus Bering, en busca del paso del noroeste que lleva su nombre, el que dio a conocer la existencia de este subcontinente en Europa. A partir de entonces, españoles, franceses, británicos y rusos organizaron expediciones para conocer los recursos de Alaska. Entre los que exploraron Alaska y sus mares, destacan James Cook, Joseph Billings, Jean Francois de Laperouse, y las expediciones españolas de Alejandro Malaspina y Juan Francisco de la Bodega y Quadra. Los rusos, que se habían expansionado desde Siberia, terminaron tomando posesión del territorio donde establecieron un gobernador en 1790 (Alexander Baranov), que se encargó de organizar su explotación económica, basada fundamentalmente en el comercio de pieles. Para ello, en 1799 Rusia creó una empresa estatal, la Compañía Ruso Americana.

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Las compañías norteamericanas, sin embargo, comenzaron a mostrar un interés cada vez más creciente en Alaska: crearon vínculos con los rusos, proyectaron en 1860 construir una comunicación telegráfica que uniera este territorio con Rusia y Estados Unidos, y organizaron expediciones científicas. Su interés por este territorio culminó en 1867 con la adquisición de Alaska por 7,2 millones de dólares, cuando el fracaso de Rusia en la Guerra de Crimea convenció al Zar a aceptar dicha oferta. El Secretario de Estado, Seward, ideó la operación más por la importancia estratégica de Alaska que por sus recursos. Sin embargo, el negocio resultó,muy criticado en su momento, resulto enormemente ventajoso ya que en 1880 se descubrió oro en Yukón, lo que provocó la llegada de grandes masas de mineros que se establecieron en Juneau, Nome y Fairbanks. La fiebre del oro de Klondike (nombre del mayor yacimiento) duró hasta principios del siglo XX.

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Durante el período americano, Alaska estuvo administrada en primer lugar por el ejército, la marina y el servicio de aduanas, pero la llegada de colonos obligó a cambiar el sistema de su administración. En 1884 el presidente de los EE. UU. nombró a un gobernador, y en 1906 permitió que sus residentes votaran por un representante en el Congreso de los EE. UU. aunque éste no tenia derecho a voto. En 1912 se estableció la capital en Juneau y se determinó que Alaska se convirtiera en Territorio, dependiente de los EE. UU., pero con gobierno propio y congreso.

Estados Unidos durante las primeras décadas del siglo XX de mejorar las comunicaciones (sobre todo para conectar Alaska con el resto de los Estados Unidos por ferrocarril), y promover la colonización de del valle del Matanuska. Sin embargo, fue la Segunda Guerra Mundial y las batallas navales en las islas Aleutianas con Japón, el cambio de rumbo de la política de los EE. UU. en los asuntos de Alaska. Así, en 1942, se construyó en meses una carretera de comunicación (la Autopista Alcan) para garantizar la defensa del Territorio de Alaska, a la vez que establecieron nuevas bases militares (por ejemplo, de radares) y se promovieron asentamientos civiles. El final de la guerra mundial y el comienzo de la Guerra Fría aceleraron la necesidad de integrar este territorio a la Unión. En 1959, Alaska fue por fin aceptado como 49° estado de los Estados Unidos de América.

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El descubrimiento de importantísimos yacimientos petrolíferos ha permitido un enorme crecimiento económico en Alaska durante las últimas décadas, pese al aislamiento geográfico y a las duras condiciones de vida. El mayor hito de su desarrollo ha sido la construcción, a partir de 1974, del Trans Alaskan Pipeline, un oleoducto de 1.269 km que une la Bahía de Prudhoe con el puerto de Valdez. Pero el petróleo también ha sido el origen de ciertos desastres, como el accidente ocurrido en 1989 cuando el superpetrolero Exxon Valdez encalló en las aguas de Alaska y provocó una marea negra que ha sido calificada como uno los mayores desastres ecológicos de la historia.

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