Visigodos – La Expansión por el Imperio Romano


Los visigodos fueron uno de los pueblos germánicosl que, con el ostrogodo, formaba el conjunto de los godos. Instalados desde el s. II en Escitia, cerca del mar Negro, los visigodos cruzaron el Danubio presionados por los hunos en 376. Al mando de Fritigerno, derrotaron (378) al emperador Valente, quien había impulsado su conversión al arrianismo. Para contrarrestar sus ataques, Arcadio, emperador de Oriente, permitió que se establecieran en Iliria en 399 como pueblo federado. En 410 Alarico saqueó Roma. Dirigidos por Ataúlfo, se apoderaron de la mitad sur de la Galia. Ataúlfo se casó en 414 con la hija del emperador Honorio, Gala Placidia, y se estableció en Narbona y, más tarde, en Barcelona (415), donde fue asesinado. En 416 un pacto de Valia con los romanos dio lugar a la creación del reino de Tolosa, federado del Imperio. Los visigodos formaban una comunidad de guerreros en la que el gobierno recaía en una asamblea de todos los hombres libres (thing o concilium), que elegía al rey. A cambio de la prestación de servicios militares, los visigodos recibieron de los romanos la propiedad de numerosas tierras entre 419 y 431. La romanización de los visigodos se consolidó progresivamente. Se apoderaron de Narbona (462) y el reino llegó a su apogeo durante el reinado de Eurico (466-484), que conquistó las regiones al sur del Loira (468), Auvernia, Berry (473) y Clermont (475).

Tras la caída del Imperio romano, Eurico emprendió la conquista de Arles, Aviñón, Orange y Valence (476), y se realizaron incursiones en la Península Ibérica, donde se fundó, bajo Teodorico II, el primer núcleo visigodo en la actual Tierra de Campos. Con Alarico II (484-507) se inició la decadencia del reino de Tolosa, atacado por los francos y los burgundios. Después de que fuera promulgada la Lex Romana Visigothorum (506), los francos derrotaron a los visigodos en la batalla de Vouillé (507) y ocuparon Tolosa (508), mientras que los burgundios saquearon Narbona. El rey visigodo Gesaleico se refugió en Barcelona. El rey ostrogodo Teodorico recuperó Provenza y la Narbonense (508), derrocó a Gesaleico y se convirtió en tutor de su nieto Amalarico, hijo de Alarico II.

germaniarrakhRestablecido el reino de Tolosa, los magnates visigodos recibieron posesiones en la Narbonense y la Tarraconense. En 531 los francos expulsaron de Narbona a Amalarico, quien se instaló en Barcelona. Sus sucesores, ostrogodos, incrementaron la presencia en la Península Ibérica: Teudis (531-548) ocupó Ceuta para contrarrestar a los bizantinos (542), Teudiselo (548-549) situó la capital en Sevilla y Ágila (549-554) residió en Mérida. Atanagildo (554-567) debió ceder una zona del litoral mediterráneo a los bizantinos y, para ponerse a salvo de los suevos, francos y bizantinos, trasladó la capital a Toledo. Lo sucedió el visigodo Liuva (567-572), quien puso fin al llamado intermedio ostrogodo; regresó a Narbona, gobernó sobre Septimania, la Tarraconense y la zona de Sagunto y Valencia y cedió el resto del reino visigodo a su hermano Leovigildo, duque de Toledo. A la muerte de Liuva el reino visigodo quedó en manos de Leovigildo (572-586), y Toledo se convirtió en la nueva capital. Después de vencer a su hijo Hermenegildo, asociado al trono pero que se rebeló después de convertirse al cristianismo (580), Leovigildo pudo someter definitivamente a los suevos. Fue el primer rey visigodo en acuñar moneda propia y elaborar un código civil único para todos sus súbditos, romanos o godos. Su sucesor, Recaredo (586-601), se convirtió al catolicismo en el III concilio de Toledo (589). Sisebuto (612-621) y Suintila (621-631) eliminaron los últimos focos de poder bizantino en la Península. Sisenando convocó el IV concilio de Toledo (633) por iniciativa de san Isidoro, en el que se impuso la unificación litúrgica. Recesvinto (649-672) promulgó el Liber iudiciorum, nuevo código civil inspirado en el derecho romano.

En los ss. VI-VII la monarquía visigoda aumentó sus prerrogativas y pese a que mantuvo la elegibilidad del cargo, los reyes solían asociar a sus hijos al poder para asegurar su sucesión. La Asamblea Popular perdió poderes y el Consejo de Guerreros fue sustituido por el Aula Regia, una adaptación del palatium del Bajo Imperio, formada por los altos magnates unidos por vínculos de encomienda personal al monarca y los jefes de los servicios del palacio real. La Iglesia católica logró una gran influencia en los asuntos de gobierno a través de los concilios. La división provincial y el papel de los gobernadores del Imperio se mantuvo inicialmente, pero la autoridad fue cayendo en manos de los duques (las provincias pasaron a denominarse ducados). El municipio romano fue sustituido por distritos administrativos gobernados por un comes. La ratificación de la estructura agraria latifundista facilitó la formación del sistema feudal. Al inicio de su reinado, Wamba (672-680) tuvo que sofocar varias rebeliones en Septimania y la Tarraconense y un levantamiento de los vascones. Fue depuesto por Ervigio (680-687), quien practicó una política de pacificación y modificó el Liber iudiciorum. Égica (687-700), sobrino de Wamba, fortaleció el poder real a costa de la creciente influencia que habían logrado los magnates.

El reinado de su hijo Vitiza (702-710) se caracterizó por el enfrentamiento con la nobleza. A su muerte, el reino se fraccionó entre los partidarios de su hijo Áquila y los de Rodrigo, duque de Bética, al que apoyaba la nobleza y que se apoderó de Toledo. Áquila solicitó ayuda a Musa ibn Nusayr, valí del N de África. Los musulmanes llegaron a Gibraltar en abril de 711 y derrotaron a las tropas de Rodrigo en Guadalete (19-26 de julio). Tariq ibn Ziyad entró en Toledo el 11 de noviembre y se apoderó del territorio dominado por Rodrigo. Musa ibn Nusayr desembarcó en Algeciras (712) y conquistó Sevilla y Mérida. Áquila renunció al trono, y al-Hurr (716-717) conquistó los dominios de Ardón, a quien la nobleza había elegido para suceder a Áquila. Al-Samh prosiguió el avance árabe y conquistó la Septimania hasta Nimes. La última reminiscencia del estado visigodo fue el dominio de Teodomiro en la cuenca del Segura (779).

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