24 de Agosto de 1821 – Tratados de Córdoba (Plan de Iguala)


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24 de Agosto de 1821
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Tratados de
Cordoba
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De Hidalgo a Morelos

24 de Agosto de 1821:

Se firman los Tratados de Córdoba que ratifican el Plan de Iguala

por el que se consuma la Independencia de México

2012_mex_2La firma de los Tratados de Córdoba es uno de los acontecimientos más importantes de la historia del país, pues precisamente con ellos se marca el inicio de la vida independiente. Sin embargo en el tratado, se reconoce que el gobierno del Imperio Mexicano seria monárquico constitucional moderado y no una nación republicana, de ahí la controversia, al no ser considerada como día solemne y de fiesta nacional al no estar casada totalmente con la idea que tradicionalmente tiene el mexicano del movimiento insurgente, ni con los principios republicanos que después adoptaría nuestro país.

«El documento establecía que, si ningún monarca de una dinastía europea aceptaba el trono de la nueva nación, lo ocuparía el que las cortes mexicanas designaran, y fue efectivamente gracias a este artículo, que en mayo de 1822 Agustín Iturbide fue proclamado emperador de México»

Los Tratados de Córdoba ratifican el Plan de Iguala por el que se consuma la Independencia de México. El virrey Juan de O’Donojú, antes de tomar posesión de su cargo y en camino a la ciudad de México, firma estos tratados en la Villa de Córdoba, Veracruz.

O’Donojú, quien formará parte de la Junta Gubernativa del Imperio Mexicano, llegó a Veracruz como Capitán General y Jefe Superior Político cuando España tiene como últimos reductos Veracruz y Acapulco, plazas desprotegidas en Durango, Chihuahua y la fortaleza de San Carlos de Perote, sin capacidad para resistir un sitio bien organizado. Ante esta situación invitó a Iturbide a discutir la independencia y logra modificar el Plan de Iguala en el sentido de que las cortes del imperio mexicano puedan elegir libremente un gobierno monárquico moderado.

Iturbide tiene los recursos militares para tomar la capital, pero estima que puede hacerse sin derramar sangre y con una capitulación honrosa. Así que entra en comunicaciones con O’Donojú y acuerdan firmar un tratado el 24 de agosto siguiente.

El día anterior, O’Donojú arribó a Córdoba acompañado por una escolta de Puebla y fue recibido «con el decoro correspondiente», por el coronel ViIlaurrutia, el conde de San Pedro del Álamo y el marqués de Guardiola; por la noche llegó Iturbide a villa de Córdoba. Carlos M. de Bustamante refiere sobre el hecho: A pesar de estar «lloviendo salió mucha gente al camino a recibirlo, la cual quitó las mulas del coche y a brazo lo condujo hasta su posada, encontrándose iluminada la villa. Aguardábalo en su misma habitación el señor O’Donojú. Ambos jefes, rodeados de un brillante concurso, se abrazaron y dieron muestras de un cordial cariño».

Este día, 24 de agosto por la mañana, Iturbide va a la casa de O’Donojú y antes que nada Iturbide dice: «Supuesta la buena fe y armonía con que nos conducimos en este negociado, supongo que será muy fácil cosa que desatemos el nudo sin romperlo'». Sigue refiriendo Bustamante: «Dados los puntos y encerrados en el despacho del señor O’Donojú dichos jefes con sus respectivos secretarios, el de Iturbide extendió el Tratado; llevóselo a O’Donojú, quien después, desde luego, aprobó la minuta y sólo tachó de mano propia dos expresiones que cedían en elogio suyo.

En ellos se estipula: «Esta América se reconocerá por Nación soberana e independiente y se llamará en lo sucesivo Imperio Mexicano… El Gobierno del Imperio será monárquico constitucional moderado… Será llamado a reinar en el Imperio Mexicano en primer lugar el Sr. D. Fernando Séptimo, Rey Católico de España y por su renuncia o no admisión, el… Sr. Infante D. Francisco de Paula; por su renuncia o no admisión, el… Sr. D. Carlos Luis, Infante de España,… y por renuncia o no admisión de éste, el que las Cortes del Imperio designaren… El Emperador fijará su Corte en México, que será la capital del Imperio… Se nombrará inmediatamente, conforme al espíritu del Plan de Iguala, una junta compuesta de los primeros hombres del Imperio, por sus virtudes, por sus destinos, por sus fortunas…

O’Donojú no tenía facultades ni potestad para renunciar a ninguna parte del territorio español, pero una vez firmados los tratados, O’Donojú envió una copia dirigida a Francisco Novella quien se encontraba en la Ciudad de México. Novella que ejercía como jefe de gobierno y Capitán General de Nueva España convocó a una junta de guerra a la que asistieron miembros de la diputación provincial, del ayuntamiento, del clero y los más altos jefes militares. Concluyeron que el documento debería ser ratificado por el gobierno español y solicitaron la presencia de O’Donojú, que aunque reconoció sus grados militares, no así el cargo político de Novella adquirido con la destitución de Juan Ruiz de Apodaca. Se concertó una reunión en Tacubaya, la cual se celebró el 13 de septiembre con la presencia de Iturbide. Novella, los miembros del Ayuntamiento y de la diputación provincial reconocieron a O’Donojú como el nuevo jefe político superior tras varias horas de discusión a puertas cerradas.

Carlos María de Bustamante escribe en su Cuadro histórico: «Tal fue el Tratado de Córdoba, confirmación del Plan de Iguala, aunque modificándolo en el importante punto de designación de las personas que se llamaban a ocupar el trono del nuevo imperio, pues además de señalar para ellos al rey Fernando VII y a sus hermanos don Carlos y don Francisco de Paula, se hizo también mención del príncipe heredero Luca, sobrino del monarca español y se omitió el nombre del archiduque Carlos de Austria; pero se introdujo en el tratado la notable novedad de que por la no admisión del rey y los infantes, las Cortes elegirían al soberano, sin expresar que había de ser de casa reinante, como se fijó en el Plan de Iguala. Iturbide dejó con esto abierta la puerta a su ambición, y O’Donojú, «empeñado únicamente en asegurar el trono a los príncipes de la casa de España, dice Alamán, quizás no reparó en la variación muy sustancial que Iturbide había introducido, bastante a minar todo el edificio que acababa de levantarse.» No pudo ocultarse al sagaz primer jefe del ejército libertador que el tratado era esencialmente nulo, por falta de poder para ajustarle por una de las partes, pues el carácter de capitán general y jefe superior político que tenía O’Donojú era insuficiente para celebrar un contrato de tanta entidad; pero el tratado le allanaba la posesión de la capital, y dividía más y más a los últimos defensores de la dominación española».

El 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante (o de las Tres Garantías) entra a la Ciudad de México y el 28 de septiembre los mexicanos elaboran el Acta de Independencia de México que declara su independencia. Seguidamente Juan de O’Donoju murió de forma súbita el 8 de octubre de 1821 en México, afirmándose que fue envenenado. Las Cortes españolas rechazaron el Tratado de Córdoba y la independencia mexicana, publicando esta determinación en la Gaceta de Madrid los días 13 y 14 de febrero de 1822.5 El Congreso constituyente mexicano proclama a Agustín de Iturbide emperador de México el 18 de mayo de 1822.6 Once meses más tarde Iturbide es depuesto tras la victoria republicana de la Revolución del Plan de Casa Mata, y el Congreso mexicano consideró liquidados el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba.

Imagen: Tratados de Córdoba, óleo sobre tela, anónimo, siglo XIX. Archivo/Acervo: Museo Nacional de Historia INAH.

Fuentes: Muñoz Saldaña, Rafael Op.cit. capítulo VII «La consumación; los Tratados de Córdoba»
Doralicia Carmona: http:// www.memoriapoliticademexico .org/

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