Los dorios, antepasados de los antiguos griegos, protagonizaron la última gran oleada inmigratoria indoeuropea hacia Grecia. Las invasiones dorias comenzaron en el II milenio a.C. y tuvieron asentamientos en Epiro, Etolia y Acarnania.
Controlando luego casi todo el Peloponeso, provocaron la destrucción de la cultura micénica. Su poder combativo se asentaba, en parte, en el uso del caballo para la guerra y en el empleo de armas de hierro. La colonización doria llegó por el este hasta Ponto Euxino, donde fundaron Calcedonia y Bizancio en el s. VII a.C.
Hacia el sur fundaron Cirene, al norte de África. En Italia, Tarento, las colonias aqueas de la Magna Grecia y Siracusa fueron también objeto de la colonización dórica. Propiamente fundadas por los dorios fueron las ciudades de Selinonte, Agrigento, Mesina y Sicilia.