Desvelan los secretos de la Gioconda


La Mona Lisa tenía cejas y sonreía más abiertamente. El investigador Pascal Cotte ha llegado a esta conclusión tras analizar digitalmente el lienzo de Da Vinci

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En el año 2007 se publicó está interesante noticia sobre la Gioconda.

La Gioconda ha sido considerada durante siglos como una de las obras más enigmáticas de la historia del Arte. Pascal Cotte es uno de sus admiradores y, fruto de esta fascinación, ha invertido alrededor de 3.000 horas en descubrir todos sus secretos.

El ingeniero e investigador francés asegura, tras realizar un detallado análisis, que en el lienzo original la Mona Lisa tenía cejas, sonreía con mayor expresividad y el conjunto poseía una tonalidad más brillante que la que hoy puede verse en la pieza del Louvre.

Admirador del cuadro de Da Vinci desde niño, el investigador construyó una cámara digital para poder analizar todos los detalles. Trece filtros de color y un escaner muy preciso le han permitido lanzar estas afirmaciones y espera que este intrumental permita descubrir detalles de otros lienzos históricos. Por el momento, el resultado de su obsesió puede verse hasta final de año en el complejo Metreon de San Francisco .

El descubrimiento de Cotte no es el único que tiene que ver con el empleo de técnicas digitales. «Hoy en día, con los mecanismos que se utilizan se puede ir mucho más allá. Las radiografías, las luces ultravioletas, las infrarrojas o las macrofotografías permiten descubrir detalles espectaculares», explica Alejandra Martos , restauradora del Museo Thyssen . En el taller de esta pinacoteca, utilizan todas estas ténicas cada vez que se enfrentan a la intervención en un cuadro. Y los resultados son llamativos.

El proceso de creación

Capa a capa. Como una cebolla, quedan al descubierto los pasos del artista, sus rectificaciones o el impacto de las restauraciones ya acometidas. Martos pone como ejemplo la obra de Durero Jesús entre los pastores , que puede verse actualmente en la exposición Durero y Cranach del Thyssen. «Con la luz infrarroja hemos descubierto una cabeza más, ya que el pintor finalmente rectificó la posición de uno de los apóstoles», explica.

Los ejemplos son muchos más. Y los casos de pinturas que ocultan otras pinturas son bastante habituales. Otras veces, sin embargo, no hace falta siquiera recurrir a las técnicas digitales y basta con una limpieza. Es el caso de El caballero de la mano en el pecho , de El Greco , que ganó en volumetría y color tras ser restaurado en 1996. El cambio fue tan llamativo que incluso hubo protestas de algunos grupos en el Congreso, pero los restauradores aseguraron que lo único que habían hecho era retirar las modificaciones realizadas en el siglo XVIII, cuando el cuadro fue agrandado y oscurecido para adaptarlo al gusto de la época.

Dilema

A la hora de intervenir en cualquier obra de arte, la premisa de los restauradores es mantener la fidelidad con el original. Sin embargo, en muchas ocasiones se plantea un dilema. ¿Debería, por ejemplo, la Mona Lisa recuperar sus cejas?

Lo que no hay ninguna duda es que cada hallazgo debe quedarme perfectamente documentado. Así se pudo ver el año pasado en la exposición El trazo oculto del Museo del Prado . En ella se mostraba el proceso llevado a cabo por artistas como El Bosco , Rafael o Botticelli a la hora de pintar sus cuadros. Sin embargo, y desgraciadamente, en la mayoría de los casos el público se mantiene ajeno a la historia y pinceladas de las piezas.

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