Cayo Julio César Octavio Augusto


Cayo Julio César Octavio Augusto (63 a.C.-14 d.C.), primer emperador de Roma (27 a.C.-14 d.C.), restauró la unidad y puso en orden el gobierno romano tras casi un siglo de guerras civiles. Reinó durante un periodo de paz, prosperidad y desarrollo cultural conocido como la era Augusta.

Octavio nació en Roma el 23 de septiembre del año 63 a.C.; era sobrino nieto de Julio César, a quien sucedió como gobernante del Estado romano. César estaba orgulloso del joven y lo presentó en el Colegio de Pontífices (sacerdocio principal romano) a la edad de dieciséis años. Cuando César fue asesinado en el 44 a.C., Octavio estaba en Iliria, donde servía en el Ejército; a su regreso a Italia, se enteró de que era el heredero adoptivo de César. Posteriormente Octavio tomó el nombre de Cayo Julio César.

EL SEGUNDO TRIUNVIRATO

El asesinato de César sumió a Roma en la confusión. Octavio decidió vengar a su padre adoptivo y asegurar su propio rango, y rivalizó con Marco Antonio, compañero ambicioso de César, por el poder y el honor. Tras algunas escaramuzas políticas y militares, durante las cuales Marco Antonio estuvo en los Alpes, Octavio fue nombrado senador y más tarde cónsul, y reconoció la necesidad de hacer las paces con su rival. A finales del año 43 a.C. ambos, junto con el aliado de Marco Antonio, el general Marco Emilio Lépido, formaron el conocido como segundo triunvirato para dirigir las provincias romanas. La alianza fue ratificada por una proscripción de gran amplitud, en la cual sus oponentes, incluidos 300 senadores y 200 caballeros, fueron asesinados. Entre ellos se encontraba el viejo orador Cicerón.

Después de que Octavio y Marco Antonio empezaran una campaña contra los líderes del asesinato de César Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino, estos últimos se suicidaron en el 42 a.C., tras su derrota en Filipos (Macedonia). Aproximadamente en el 40 a.C. se repartieron el control del mundo romano entre ellos. Octavio dirigía la mayoría de las provincias occidentales, Marco Antonio las orientales y Lépido África. Aunque Marco Antonio y Octavio estaban en conflicto por el control de Italia, solucionaron sus diferencias y en el 37 a.C. Octavio entregó a su hermana Octavia en matrimonio a Marco Antonio. En el 36 a.C., Pompeyo Sexto, hijo de Pompeyo Magno y el último oponente importante al triunvirato, fue eliminado. Entonces Octavio echó a Lépido del poder, mientras Marco Antonio estaba en Oriente luchando contra los partos.

Finalmente el triunvirato fue disuelto cuando Marco Antonio devolvió a Octavia a Roma y poco después se casó con Cleopatra, a quien César había establecido como reina de Egipto. Mediante el reconocimiento de Cesarión (Tolomeo XV), hijo de ésta y de César, como su codirigente, Marco Antonio amenazó la posición de Octavio como sucesor único de César y no se pudo evitar la guerra. Octavio derrotó al ejército conjunto de Marco Antonio y Cleopatra en la batalla de Accio en el 31 a.C.; al año siguiente Marco Antonio y Cleopatra se suicidaron. Cesarión fue asesinado. En el 29 a.C. Octavio regresó a Roma triunfalmente como único dirigente del mundo romano.

EL PRIMER CIUDADANO

En el 27 a.C. el Senado romano dio a Octavio el título de augusto (‘consagrado’ o ‘santo’), que más tarde se convirtió en sinónimo de ‘emperador’, y su reinado frecuentemente se ha considerado una diarquía debido a que el Senado participaba en él. El título pasó desde entonces a identificar su propio nombre, y como Augusto ha sido reconocido por la historiografía. El Senado le concedió muchos otros títulos y poderes que ya habían disfrutado diferentes funcionarios de la República. En el 36 a.C. se le concedió la inviolabilidad de un tribuno plebeyo y en el 30 a.C. recibió los poderes de un tribuno, dándole de esta manera el veto y control sobre las asambleas. El Senado también le concedió la máxima autoridad en las provincias; esto junto con el consulado de Roma e Italia, que tuvo trece veces durante su reinado, le confirió una autoridad suprema sobre todo el imperio. Después de la muerte de Lépido también se convirtió en máximo pontífice con control sobre la religión. A pesar de su preeminencia, como reflejan los títulos de princeps o primer ciudadano e imperator, Augusto tuvo cuidado de no llevar demasiado lejos las prebendas de la monarquía.

Patrocinador del arte, Augusto fue amigo de los poetas Ovidio, Horacio y Virgilio, así como del historiador Tito Livio. Su amor por el esplendor arquitectónico fue eclipsado por su jactancia de que él “había encontrado Roma enladrillada y la había dejado cubierta de mármol”. Como adepto riguroso a las virtudes romanas en tiempos en que crecía la tolerancia, intentó regular la moral pública mediante la aprobación de la ley suntuaria y la de casamiento. En el ámbito económico, fomentó el desarrollo de la agricultura en Italia.

Augusto se casó tres veces; su tercera esposa fue Livia Drusilla, quien ya tenía dos hijos, Tiberio y Druso el Germánico, de un matrimonio anterior. Augusto a su vez tenía una hija, Julia, también de un matrimonio anterior. Al haber fallecido antes que él Druso y Julia, cuando Augusto murió en Nola (Italia) el 19 de agosto del 14 d.C., fue su hijastro y yerno Tiberio quien le sucedió.

Política exterior

Ampliación territorial , la política exterior de Augusto, ha sido definida como de «redondeo de fronteras», y evitó tanto renovar el enfrentamiento finisecular con el Imperio Parto como las guerras de entidad, exceptuando la incursión en Germania.

Península Ibérica, así, la primera ampliación territorial, corresponde a esta política de aseguramiento de fronteras, con la conquista del resto del territorio de la Península Ibérica. Las primeras acciones de las Guerras Cántabras empezaron en el 29 adC y se consideró oficialmente cerrada en 24 adC, aunque un rebrote de rebelión en 22 adC obligó al envío de Agripa, que acabó con la rebelión en 19.

Galacia, otra ampliación, en el 25 adC, deriva del legado del rey Amintas de Galacia, cuyo reino había sido confirmado por Marco Antonio en 36 adC y aumentado con territorios de Pisidia, Licaonia y partes de Frigia y de Isauria. Vencido en 31 adC por el propio Octavio Augusto, se le mantuvo en el trono como vasallo, con la condición del legado testamentario.

La Frontera del Danubio, los territorios alpinos fueron conquistados después de las incursiones de los galos y las fronteras se extendieron al Danubio Superior. La tarea fue encomendada a sus hijos adoptivos Tiberio y Druso, que conquistaron el Nórico en 16 adC y la Retia en 15 adC.

El avance hacia el Danubio Medio continuó con las reconquista de Panonia en la Guerra de Bato entre los años 6 y 9.

La Frontera del Elba y el Rin, el interés por región de Germania (Alemania moderna) es la política expansiva más mantenida en el tiempo, desarrollándose en varias campañas:

Del 12 adC al 9 adC, Druso somete a los Sicambros, Tencteros, Usipetes, Vindelices, Bátavos, Frisones y Caucos. También conduce a las legiones contra Marcomanos y Cuados, antes de morir.

El relevo lo toma, del 8 adC al 6 adC, Tiberio, en su Primera Campaña, alcanzando el río Elba.

La Segunda Campaña de Tiberio se desarrolla entre los años 4 y 6, dirigida contra los Queruscos, con los que llega a un Tratado, los Longobardos y los Marcómanos encabezados por Marobodo, aunque debe abandonar para trasladarse a Panonia.

La expansión en Germania acaba con la victoria de Arminio, en alemán Hermann, que aniquila 3 legiones al mando de Varo el 9 en la batalla del bosque de Teutoburgo. Después de eso Augusto evacúa la Germania Magna, aceptando el Rin como la frontera norte permanente del imperio.

El Imperio Parto en el este, cambió la política de agresión al Imperio Parto por otra de comtemporización, bien simbolizada por la devolución por parte de Fraartes IV de las águilas e insignias tomadas a Marco Licino Craso y Marco Antonio tras el acuerdo de no intervención en las áreas de interés.

Los Reinos vasallos , en África, en el año 26 adC, se sometió a vasallaje de la Mauretania.

En el Este, se satisfizo con establecer el control romano sobre Capadocia y Armenia y el Cáucaso, a partir del año 20 adC.

El grupo de reinos vasallos se completa el 14 con el Reino del Bósforo.

Política interna

En materias domésticas, Augusto acanaló la abundancia enorme traída de todo el imperio para mantener al ejército feliz con pagos abundantes, y a mantener a los ciudadanos de Roma contentos con juegos magníficos y obras que embellecieron la capital. Según unas fuentes, Augusto se jactó que había «encontrado a Roma de ladrillo, y la había dejado de mármol». Asimismo, construyó la Curia, un nuevo hogar para el Senado, construyó los templos de Apolo y del Divino Julio, así como una capilla cerca del Circo Máximo. El templo Capitolino y el teatro de Pompeyo se registran como proyectos de Augusto, cuyo nombre no fue mencionado a propósito. Fundó un ministerio de transporte que construyó una red extensa de calzadas que mejoró la comunicación, el comercio y el servicio de correos. Augusto también fundó la primera brigada de bomberos del mundo, y creó una fuerza regular de policía para Roma.

Construcciones por o en honor

Augusto Arco de Augusto en Rímini (Ariminium), Italia, 27 adC

Arco de Augusto en Aosta (Augusta Praetoria), Italia

Puente de Augusto en Narni, Valle del Río Nar, Italia

Augusto Prima Porta, originalmente un monumento conmemorativo del foro, hecho de bronce y oro, del año 19 adC

Puerta Principal de Fano (Fano Fortunae), Italia, 9-10

La Curia Hostilia, Foro Romano, Roma (finales del siglo I adC)

julio cesar La Curia HostiliaTemplo de Marte Ultor, Roma

Foro de Augusto en Roma, 2 adC

julio cesar Foro de AugustoArco Triunfal y Teatro en Orange (Arausio), Francia

Domus Augustana, Residencia Imperial, Roma

Ara Pacis: El Altar de Paz en el Campo Marcio, Roma

Horologium Augusti (Reloj de Augusto) en el Campo de Marte en Roma

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VALORACIÓN

Tanto los escritores antiguos como los más recientes han diferido en sus valoraciones sobre Augusto. Algunos han condenado su cruel búsqueda del poder. Otros, incluido el fiel partidario de la república Tácito, han admitido sus buenas acciones como dirigente. A veces los investigadores actuales critican sus métodos poco escrupulosos y su estilo autoritario, pero normalmente reconocen sus logros en el establecimiento de una administración eficiente y un gobierno estable, así como en la obtención de seguridad y prosperidad para el Imperio romano que comenzó con él.


La Ciudad de Roma en Tiempos de Cesar Octavio Augusto

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