Al Andalus (711-1492)


Formación del estado andalusí, 711-756 | Emirato de Córdoba, 756 – 929 | Califato de Córdoba, 929 – 1031 | Taifas | Imperio almorávide (1085 – 1144) | Imperio almohade (1121-1269) | Reino nazarí de Granada (1238-1492)


al_andalus_escSe conoce como al-Ándalus (árabe الأندلس) al territorio de la Península Ibérica y de la Septimania bajo poder musulmán durante la Edad Media, entre los años 711 y 1492.
Tras la invasión musulmana de la península, al-Ándalus se integró inicialmente en la provincia norteafricana del Califato Omeya, para más tarde convertirse en un emirato y posteriormente en un califato independiente del poder abasí. Con la disolución del Califato de Córdoba en 1031, el territorio se dividió en los primeros reinos de taifas, periodo al que sucedió la invasión de los almorávides, los segundos reinos de taifas, la invasión de los almohades y los terceros reinos de taifas. Con el avance de la Reconquista iniciada por los cristianos de las montañas del norte peninsular, el nombre de al-Ándalus se fue adecuando al menguante territorio bajo dominación musulmana, cuyas fronteras fueron progresivamente empujadas hacia el sur, hasta la toma de Granada por los Reyes Católicos en 1492, que puso fin al poder islámico en la península Ibérica, aunque aún quedaban musulmanes viviendo en la Península .

al_andalusLa presencia del islam en la Península Ibérica en la Edad Media, establecida con el nombre de al-Ándalus, se puede periodizar en las siguientes etapas:


711 – 756. Invasión árabe de la Península Ibérica bajo el Califato de Damasco, establecida como Emirato dependiente de Damasco.
756 – 929. Emirato de Córdoba, tras la proclamación como emir independiente del omeya Abderramán I.
929 – 1031. Califato de Córdoba, a partir del califato proclamado por Abderramán III.
1031 – 1085. Periodo de las taifas, o reinos islámicos independientes en al-Ándalus tras la fragmentación del califato cordobés.
1085 – 1144. Imperio almorávide.
1144 – 1172. Segundos reinos de taifas.
1172 – 1212. Imperio Almohade.
1212 – 1238. Terceros reinos de taifas.
1238 – 1492. Reino nazarí de Granada.


CRONOLOGÍA DE AL-ANDALUS

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1.1 Tesis vándala

Esta histórica y discutida tesis defiende que los vándalos, pueblo germánico que ocupó la Bética romana entre el 409 y el 429 y que desde allí pasó al norte de África, dieron origen al nombre de al-Ándalus. La tesis de los vándalos ya se esgrimía en el mundo hispánico durante la Edad Media, aunque fue a partir del siglo XVI cuando empezó a ser más difundida, apareciendo en la obra de múltiples anticuarios del ámbito cultural español. El arabista holandés del siglo XIX Reinhart Dozy fue el primero en argumentarla según la filología moderna. En esta misma línea le siguieron Christian Friedrich Seybold (1859-1921) y Évariste Lévi-Provençal (1894-1956). Este supuesto se ha argumentado a lo largo de la historia de diferentes formas.

Uno de los razonamientos sostenía que el nombre de Andalucía provenía de «Vandalicia», que significaría «la tierra de los vándalos». Los puntos débiles de esta tesis son que el topónimo «Andalucía», en su forma primigenia «el Andalucía», es una castellanización documentada del árabe «al-andalusiya», adjetivo árabe relativo al sustantivo «al-Ándalus» y que no es lógico desde el punto de vista cronológico justificar el nombre de «al-Ándalus» a través del nombre «Andalucía», que es posterior. Además no hay constancia documental de que la región alguna vez se denominara «Vandalicia». Sin embargo esta ha sido una etimología muy popular y un auténtico tópico histórico muy repetido. Siguiendo esta falsa etimología, se llegó a usar el topónimo latino «Vandalia», a modo de neologismo para referirse a Andalucía en textos modernos escritos en latín, como por ejemplo el lema que aparece en el escudo de la ciudad de Carmona: «Sicvt Lvcifer lvcet in Aurora, ita in Vandalia Carmona» (Como el Lucero brilla en la Aurora, así en Vandalicia brilla Carmona).

A finales del siglo XX, siguiendo la misma idea que relaciona el nombre de «al-Ándalus» con los vándalos, se ha propuesto otra hipótesis. Ésta mantiene que el término árabe «al-Ándalus» puede tener origen en la expresión bereber o amazigh «tamort uandalos», que significaría la «tierra de los vándalos». Según esta hipótesis, los habitantes del norte de África, viendo llegar a los vándalos del otro lado del Estrecho de Gibraltar, llamaron a las tierras del otro lado «tierra de los vándalos». El razonamiento es que el genitivo en lengua bereber se construye añadiendo la partícula «u» al principio de la palabra, fenómeno que se conoce como «forma constructa». Por ello, teniendo en cuenta que el nombre latino del pueblo vándalo era «vandalus» (pronunciado «uándalus»), la expresión bereber «tamort uandalos», que significaría la «tierra de los vándalos», pudo ser confundida por los árabes con la expresión homófona bereber «tamort u-andalos» o tierra de los ándalos, lo que habría derivado en el vocablo árabe Andalus, con pérdida de la «v» (pronunciada u) por confusión con la citada «forma constructa» bereber y precedida por el artículo antepuesto «al-«. El punto flaco de esta hipótesis es que sus partidarios tampoco han podido aportar ninguna fuente histórica documental ni epigráfica que demuestre que la Bética o Hispania fueran llamadas alguna vez «Vandalicia» o «tamort u-andalos».

1.2 Tesis visigoda

Heinz Halm propone que «al-Ándalus» es la arabización de la expresión goda «Landa-hlauts», sustantivo compuesto por los término «landa» (tierra) y «hlauts» (sorteo) y que significa «tierras de sorteo».3 Según Halm los visigodos se repartían las tierras conquistadas mediante «sorteos» con el objetivo de repoblarlas y llamaban a las tierras repartidas «Sortes Gothica». De este modo Halm mantiene que «Landa-hlauts» era el nombre godo de la antigua provincia Bética, y que de él pudo derivar el vocablo árabe al-Andalus. Sin embargo en las fuentes históricas sólo se ha documentado la expresión latina «Gothica sors» referida al reino visigodo y no se ha hallado la expresión «Landa-hlauts» o similar en fuente histórica alguna.

La tesis visigoda ha sido revisada en 2004 por el historiador Rafael Sabio González, en un trabajo en el que se acentúa el carácter político de la raíz «land».4 Así, ésta vendría a aludir al concepto de nación más que a un reparto de tierras, siguiendo una extendida tradición entre las lenguas germánicas (Deutschland, England, Scotland y Switzerland son algunos ejemplos) y refiriéndose por tanto al conjunto de los territorios ocupados por los visigodos en la Península Ibérica, y no sólo a la Bética. En oposición a al-Ándalus, el concepto Spania (derivado tardío de Hispania) habría sido apropiado por los bizantinos en sus intentos por recuperar la parte occidental del Imperio. Una vez los musulmanes penetraron en la Península Ibérica, substituyendo a la élite gubernamental visigoda, tomarían la expresión al-Ándalus para referirse a sus dominios, ya exenta de comprensión etimológica pero manteniendo su significación política. De este modo se explicaría el que, a medida que se fuera retrotrayendo el espacio controlado por los musulmanes, también lo hiciera la extensión geográfica así denominada. Es interesante resaltar que el actual macrotopónimo al-Ándalus podría ser más bien fruto de la fosilización del vocablo llevada a cabo por Castilla, ya fuese de un modo casual (ante la fijación temporal de su frontera frente a los dominios almohades) o intencionado (ante las primeras explicaciones etimológicas del término y el surgimiento de la creencia de que procede de los vándalos).

1.3 Tesis atlántica

La tesis atlántica es la que hace derivar el nombre de «al-Ándalus» del griego Atlantis o del latín Atlanticum. El primer estudioso moderno que apuntó esta posibilidad fue Juan Fernández Amador de los Ríos, basándose en las propias crónicas andalusíes.5 Más recientemente el filólogo Joaquín Vallvé Bermejo, en su obra La división territorial de la España musulmana, afirmó que el nombre «al-Ándalus» tiene su origen en la locución árabe «Jazirat al-Andalus», que significa la ínsula o la península del Atlántico o la Atlántida, y que aludiría a la Península Ibérica.6 Según este catedrático, la leyenda de la Atlántida de Platón fue transmitida al mundo árabe antes de que naciera el Islam en el siglo VII, como revela la poesía preislámica que ya hace referencia a un al-Ándalus. Actualmente es la teoría que se considera más correcta.7 Para explicar el paso del greco-latino Atlántida al árabe al-Andalus se apela a la transcripción fonética: Atlanta pronunciado al.landa, (como de atleta se dice al.leta) sustituyendo la “te” por “l” geminada.


2. Organización territorial

En la época del Emirato y, sobre todo, del Califato, el territorio se organizó en seis grandes regiones (nabiya), tres interiores y tres fronterizas, todas con sus respectivas coras. Las demarcaciones o regiones interiores eran: Al-Gharb, que abarcaba la actual provincia de Huelva y el sur de Portugal; Al-Mawsat o tierras del centro, que se extendía por los valles del Guadalquivir y del Genil, más las zonas montañosas de Andalucía y el sur de la meseta; es decir, la antigua Bética;9 y Al-Sharq o tierra de oriente, que abarcaba el arco mediterráneo, desde la actual provincia de Murcia hasta Tortosa. Entre estas demarcaciones y los reinos cristianos se situaban las tres Marcas: al-Tagr al-Ala o Marca Superior (Zaragoza); al-Tagr al-Awsat o Marca Media (Toledo); y la al-Tagr al-Adna o Marca Inferior (Mérida). Estas Marcas se mantuvieron hasta la aparición de los Reinos de Taifas.

Cada Cora tenía atribuido un territorio con una capital, en la que residía un walí o gobernador, que habitaba en la parte fortificada de la ciudad, o alcazaba. En cada Cora había también un cadí o juez. Las «Marcas» o «thugur» (plural de thagr), en cambio, tenían a su frente un jefe militar llamado qa’id, cuya autoridad se superponía a las autoridades de las coras incluidas en la marca.

Algunos autores consideran que las coras son herederas de las anteriores demarcaciones béticas.10 La demarcación suponía el ejercicio de determinados poderes políticos, administrativos, militares, económicos y judiciales. La Cora, como demarcación base, se usó prácticamente durante toda la existencia de al-Ándalus, aunque sólo se dispone de información completa en la época del Califato de Córdoba.11 Algunos autores cifran en 40 el número total de coras que llegó a haber en al-Ándalus,12 y otras fuentes establecen que su número (excluidas las pertenecientes a alguna de las Marcas) rondaría las 21-23 demarcaciones.13

Las Coras, a su vez, estaban divididas en demarcaciones menores, llamadas iqlim, que eran unidades de carácter económico-administrativo, cada una de ellas con un pueblo o castillo como cabecera. En los primeros tiempos de la colonización musulmana, dentro de cada Cora se establecieron los poblados en torno a castillos, denominados «hisn» («husûn», en plural), que actuaban como centros organizativos y defensores de un cierto ámbito territorial, denominado «Yûz» («Ayzâ», en plural).14 Esta estructura administrativa se mantiene invariable hasta el siglo X, en que los distritos se modifican, aumentando mucho su tamaño, denominándose «aqâlîm» («iqlîm», en singular).
En otros momentos históricos, la organización en Coras se sustituyó por otro tipo de demarcaciones, como la Taha, propia del Reino Nazarí de Granada.


3. Economía

La llegada de la civilización islámica a la península Ibérica provocó importantes transformaciones económicas. De una economía esencialmente rural se pasó para una economía marcadamente urbana.
Uno de los lugares más importantes de la ciudad musulmana es el suq (zoco) o mercado. Los mercados conocieron un renacimiento en la península durante el periodo islámico. En ellos se realizaba el comercio de productos diversos, principalmente de los productos de metal y de otros productos de artesanía así como sedas, algodón o tejidos de lana. Algunos artículos de lujo producidos en al-Ándalus se exportaban a la Europa cristiana, al Magreb y hasta el Oriente. Los talleres y tiendas donde se producían esos trabajos eran propiedad del Estado.

En Al-Ándalus también se recurrió con frecuencia a la esclavitud como fuente de mano de obra. A los esclavos se les solía apreciar diferentemente según su raza ya que a cada una se le atribuía una cualidad diferente para el trabajo.

3.1 Agricultura
En las zonas secas surgió el cultivo del trigo y la cebada. Se siembran también habas y granos, que eran la base de la alimentación de la población. En períodos de baja producción se recurría a la importación de cereales del norte de África. Fue durante esta época que el cultivo del arroz se introdujo en la península, así como el de la berenjena, la alcachofa y la caña de azúcar. Los frutales ocupaban una área agrícola importante; Sintra era famosa por sus peras y manzanas. El actual Algarve se destacaba por la producción de higos y uvas. También destacaba la producción de la miel y aunque su consumo estaba prohibido por el islam, el vino se producía y consumía en grandes cantidades, por lo menos hasta la llegada de los almohades.

3.2 Ganadería
Menor papel económico tendría la ganadería, destaca su importancia en la alimentación, el transporte y menor en las labores agrícolas. La cría de ganado era también una práctica común, en particular de ganado bovino y caprino. Asimismo, los conejos y las gallinas eran muy apreciados en la alimentación. Los musulmanes cruzaron los sistemas hidráulicos de los Romanos con los de los Visigodos y con las técnicas que trajeron del Oriente. A lo largo de los ríos construyeron molinos de agua y para sacar agua de los pozos introdujeron la noria y la picota.

3.3 Minería
No contó con un nivel técnico demasiado elevado, durante este periodo continúa la explotación de los yacimientos mineros de la península, como se hacía desde los tiempos de los romanos. El oro se extraía de algunos ríos, como el Segre, Guadalquivir o en la desembocadura del Tajo. La plata se encontraba en Murcia, Beja y Córdoba, el hierro de Huelva y Constantina. El gran yacimiento de cinabrio era Almadén, el cobre de Toledo y Granada, el plomo de Cabra y el estaño del Algarve
Canteras de mármol se citan las de Sierra Morena, aunque seguía siendo deficitario al-Ándalus en materiales de construcción suntuario y había que importarlos.

3.4 Otras actividades
La abundante madera de los bosques se usaba para la fabricación de piezas de mobiliário y para la construcción naval y como combustible. En Alcácer do Sal esta actividad era intensa debido a la existencia de bosques en las proximidades. Citar también la recolección de plantas medicinales y aromáticas y frutos dedicados a la alimentación (castañas avellanas…) o productos como el corcho
La pesca y la extracción del sal eran propiciadas por la existencia de una larga línea costera. En cuanto a la pesca, se daba tanto pesca marítima como fluvial. Aunque el pescado no debió de tener un papel importante en la dieta. Las especies más capturadas eran la sardina y el atún, utilizándose para la captura de este último un tipo de red propia, denominada almadraba.

En cuanto a la sal se obtenía tanto de minas de sal gema en la región de Zaragoza como de salinas (lo más habitual) en las regiones de Alicante, Almería y Cádiz. Gracias a la sal se pudo desarrollar una importante industria de salazón que constituyo uno de los objetos de exportación.

La caza podía aportar también tanto carnes (conejos, perdices…), dedicado a abastecer los mercados urbanos, como pieles destinados a la industria peletera (zorro, nutria…) en zonas escasamente habitadas, situadas en la frontera septentrional. Aunque parece destacar mas la caza a modo de diversión, Se caza con aves de presa, siendo importante los tratados sobre el cuidado y adiestramiento de estas aves.


4. Sociedad en al-Andalus

La población de al-Ándalus era muy heterogénea. Desde el punto de vista étnico estaba constituida principalmente por hispanogodos; seguidos por los bereberes, que conformaban la práctica totalidad de los ejércitos invasores y los muy inferiores en número líderes locales árabes. Desde el punto de vista religioso la población era o musulmana o dhimmi (cristianos y judíos). Se conoce como muladíes a los hispanogodos cristianos de al-Ándalus que se habían convertido al Islam, mientras que se llama mozárabes a los que conservaron la religión cristiana. Tanto unos como otros adoptaron costumbres y formas de vida musulmanas. La clase dominante estaba formada por árabes, beréberes y muladíes y la clase dominada lo estaba por cristianos y judíos.

La estructura social andalusí estaba condicionada por el origen étnico de cada grupo y por la clase social. Aunque el islam sólo reconoce un tipo de sociedad, la umma o comunidad de creyentes, los juristas islámicos fundaron el estatuto social sobre la condición de hombres libres y esclavos. La estructuración interna de cada grupo respondía al siguiente esquema: nobleza (jassa), notables (ayan) y masa (amma).
Los mozárabes y los judíos gozaban de libertad de culto, pero a cambio estaban obligados al pago de dos tributos: el impuesto personal (yizya) y el impuesto predial sobre el ingreso de las tierras (jaray).

Estos dos grupos tenían autoridades propias, gozaban de libertad de circulación y podían ser juzgados de acuerdo con su derecho. Sin embargo, también estaban sujetos a las siguientes restricciones:

  1. no podían ejercer cargos políticos;
  2. los hombres no podían casarse con una musulmana;
  3. no podían tener criados musulmanes o enterrar sus muertos con ostentación;
  4. debían habitar en barrios separados de los musulmanes;
  5. estaban obligados a dar hospitalidad al musulmán que la necesitara, sin recibir remuneración.

Ciudades como Toledo, Mérida, Coimbra y Lisboa eran importantes centros mozárabes. La convivencia no siempre estuvo libre de conflictos. En Toledo los mozárabes llegaron a encabezar una revuelta contra el dominio árabe. Algunos mozárabes emigraron a los reinos cristianos del norte, difundiendo con ellos elementos arquitectónicos, onomásticos y toponímicos de la cultura mozárabe. Los judíos se dedicaban al comercio y a la recolección de impuestos. Fueron también médicos, embajadores y tesoreros. El judío Hasdai Ibn Shaprut (915-970), llegó a ser uno de los hombres de confianza del califa Abderraman III. En cuanto a su número, se calcula que a finales del siglo XV había unos 50.000 judíos en Granada y unos 100.000 en toda la Iberia islámica.

Es muy difícil calcular la población del al-Ándalus durante el periodo de mayor extensión del dominio islámico (siglo X), pero se ha sugerido una cifra próxima a los 10 millones de habitantes. Los árabes se establecieron en las tierras más fértiles; el valle del Guadalquivir, levante y el valle del Ebro. Los bereberes, ocuparon las áreas montañosas, como las sierras de la Meseta Central y la Serranía de Ronda, siendo también numerosos en Algarve (un bereber, Said ibn Harun, daría su nombre a Faro), si bien, después de la revuelta bereber de 740, muchos regresaron al norte de África. En 741 llegaron a al-Ándalus un gran número de sirios con el objetivo de ayudar en la represión de la revuelta bereber, que acabarían por asentarse en el este y sur peninsular. Hay igualmente fuentes que apuntan hacia la presencia de familias yemeníes en ciudades como Silves. Cabe aún destacar la presencia de dos grupos étnicos minoritarios, los negros y los eslavos.

Los negros llegaron a al-Ándalus como esclavos o como mercenarios. Desempeñaron funciones como miembros de la guardia personal de los soberanos, mientras que otros trabajaban como mensajeros. Las mujeres negras fueron concubinas o criadas. Los eslavos fueron inicialmente esclavos, pero muchos consiguieron progresivamente comprar su libertad. Algunos alcanzaron importantes cargos en la administración y durante el periodo de los primeros reinos de taifas (siglo XI) algunos eslavos formarían sus propios reinos.

Las casas de las clases más acomodadas se caracterizaban por su confort y belleza, gracias a la presencia de divanes, alfombras, almohadas y tapices que cubrían las paredes. En estas casas las noches se animaban con la presencia de poetas, músicos y bailarines.

En las zonas rurales y urbanas existían baños públicos (hammam), que funcionaban no sólo como espacios para la higiene, sino también de convivencia. Los baños árabes presentaban una estructura heredada de los baños romanos, con varias salas con piscinas de agua fría, tibia y caliente. En ellos trabajaban masajistas, barberos, responsables de guardarropa, maquilladores, etc. La mañana estaba reservada a los hombres y la tarde a la mujeres. Con la Reconquista cristiana muchos de estos baños se cerraron al entenderse que eran locales propicios a la conspiraciones políticas, así como a la práctica de relaciones sexuales.

El pan era la base de la alimentación del al-Ándalus, consumiéndose también carne, pescado, legumbres y frutas. Los alimentos eran cocinados con hierbas aromáticas, como el orégano, y especias (genjibre, pimienta, comino…). La grasa usada era el aceite (al-zait), siendo famoso el producido en la región de Coimbra. Los dulces eran también apreciados, como las queijadas (qayyata), el arroz dulce con canela y diversos pasteles hechos con frutos secos y miel, que son aún hoy característicos de la gastronomía de ciertas regiones de la península.

La cultura andalusí alcanzó un alto nivel, hasta el punto de que al-Ándalus se convirtió en referencia para el resto del mundo islámico. El árabe se impuso como idioma culto, aunque gran parte de la población empleaba lenguas romances o hebreo. Esta diversidad lingüística se reflejó en la literatura, concretamente en la moaxaja.
Gracias al uso del papel, que permitía copias económicas, la biblioteca de al-Hakam II en Córdoba (una de las 70 en la ciudad), contenía 400.000 volúmenes, entre ellos, los tesoros de la antigüedad greco-latina y aportaciones originales de pensadores musulmanes como Avempace y Averroes.

El islam sólo reconoce una clase social, la umma o comunidad de creyentes. En la umma, teóricamente, todos los creyentes son iguales, y tienen las mismas obligaciones y derechos. Pero los juristas islámicos hacen una distinción entre libres y esclavos. La esclavitud fue una práctica abundante y duradera, que se ha prolongado hasta nuestros días. En las zonas conquistadas por el islam, donde existía una población con un libro revelado (cristianos y judíos), y se sometían mediante un pacto, estos no formaban parte de la umma. Aunque quedaban protegidos, pertenecían a una sociedad que jurídicamente no existía, sin embargo tendrían sus jueces y conservarían sus ritos. La sociedad andalusí fue muy compleja. Por un lado estaban los hispanovisigodos, ya mezclados con los hispanorromanos, los judíos, los árabes y bereberes, los conversos y, por último, las minorías de esclavos y marginados.

4.1 Los árabes

Los árabes fueron la minoría dominante en el al-Ándalus. Fueron los que ocuparon la cúspide de la sociedad andalusí. Los primeros árabes que llegaron a España, los conquistadores y sus descendientes, se diferenciaron de los demás llamándose baladíes.
Los árabes se asentaron, fundamentalmente, en las ciudades. La segunda oleada de árabes llegó con los Omeyas, fueron los sirios, que desplazaron, en buena medida, a los baladíes. Estos se instalaron, sobre todo, en las ciudades del sur.
Ocuparon los rangos y puestos de privilegio durante todo el periodo, incluso en los reinos de taifas. Acapararon las magistraturas, el monopolio de los negocios y los latifundios absentistas. Pero también se adaptaron al país: hablaban árabe y latín romance.

4.2 Los bereberes

Los bereberes fueron la mayoría musulmana de los conquistadores, aunque también eran minoría. Una vez consolidada la conquista trajeron a sus mujeres, y a parte de su tribu del norte de África, para formar clanes.
Los bereberes se instalaron en las serranías peninsulares. Fueron, principalmente, población rural. Se sentirían explotados, como los demás campesinos, y desplazados de los beneficios de la conquista por los árabes, y durante todo el periodo intentarían asaltar el poder por la fuerza. Algunos de ellos lo conseguirán, cuando se hagan dueños de los reinos de taifas.
La población bereber crece rápidamente. Constituyen el grueso del ejército omeya profesional.

4.3 Los bereberes

Los bereberes fueron la mayoría musulmana de los conquistadores, aunque también eran minoría. Una vez consolidada la conquista trajeron a sus mujeres, y a parte de su tribu del norte de África, para formar clanes.
Los bereberes se instalaron en las serranías peninsulares. Fueron, principalmente, población rural. Se sentirían explotados, como los demás campesinos, y desplazados de los beneficios de la conquista por los árabes, y durante todo el periodo intentarían asaltar el poder por la fuerza. Algunos de ellos lo conseguirán, cuando se hagan dueños de los reinos de taifas.
La población bereber crece rápidamente. Constituyen el grueso del ejército omeya profesional.

4.4 Los judíos

Los judíos fueron una minoría muy influyente en el al-Ándalus, aunque se ignora su número. Su papel social es notablemente destacado. Suelen ser ricos y cultos. Vivieron fundamentalmente en las ciudades, los agricultores judíos debieron ser muy pocos. En las ciudades fueron artesanos y burgueses, y tuvieron las mismas condiciones sociales que los mozárabes. Sin embargo, la discriminación contra ellos debió ser mayor, a pesar de que su grado de islamización fue más profundo. Usaban cotidianamente el árabe para hablar; el hebreo sólo lo empleaban en la liturgia.
A diferencia de los mozárabes vivieron en barrios apartados: en las juderías. También sufrieron presiones para que se convirtieran o huyeran. Esta represión ya comenzó en la época omeya pero fueron, también, los almorávides los que terminaron con su presencia en al-Ándalus.

4.5 Los mozárabes

Se llamaron mozárabes a los hispanorromanos e hispanovisigodos cristianos que vivieron bajo la dominación árabe. Los mozárabes conservaron sus riquezas, sus instituciones, su nobleza y su Iglesia. Mantuvieron vigentes sus ritos y sus edificios de culto, aunque no pudieron construir otros nuevos, ni arreglarlos, lo que implicó un progresivo deterioro de las iglesias.
Aunque se conservaron los ritos, estos sólo se podían celebrar en el interior de las iglesias. El rito más común fue el gótico-isidoriano, o rito mozárabe, que se extendió por toda la península, incluso en los reinos cristianos, hasta que Alfonso VI impuso la liturgia latina.
Los mozárabes eran un porcentaje elevado de la población, tanto en el campo como en la ciudad, sobre todo durante la época omeya. Luego la población fue disminuyendo, fueron perseguidos y expulsados. Los mozárabes debían pagar tributo a un conde cristiano, el cual pagaba sus impuestos a la jerarquía musulmana. En el campo los mozárabes eran dueños de minifundios de subsistencia, en condiciones similares a la de los pequeños propietarios musulmanes. En las ciudades eran artesanos, burgueses o pertenecían a la nobleza o al clero. En las ciudades no viven, necesariamente, en guetos ni en barrios apartados.
Los mozárabes utilizaban la lengua latín romance, entre ellos, y el árabe con los musulmanes, era una sociedad bilingüe.
La resistencia mozárabe a los musulmanes fue, fundamentalmente, pasiva. Nunca estuvieron aislados de los cristianos del norte, existieron múltiples contactos, e influyeron ideológicamente en la marcha de la Reconquista. Cuando la presión sobre ellos se hizo más fuerte optaron por la emigración. La represión más violenta contra ellos tuvo lugar hacia el 1099, con la supremacía almorávide. Después de esto los mozárabes prácticamente desaparecieron de al-Ándalus, ya que huyeron al norte o fueron deportados la Magreb.

4.6 Los eslavos

Los eslavos fueron la población blanca y rubia de las fronteras septentrionales del Imperio. Eran cautivos de las expediciones piratas y las aceifas del norte. Su consideración social era muy alta, tanto en su condición de esclavos como en la de libertos. Durante la época omeya sólo estuvieron en Córdoba, pero al hundirse el califato se aliaron con los amiríes y se hicieron dueños de algunas taifas, como las de Valencia o Denia, y se islamizaron.
Las mujeres cautivas, si daban a luz a un hijo varón, pasaban a ser libres, e incluso se convertían en princesas si el hijo era del emir o del califa.

Los esclavos, aparte de los cautivos, eran los negros y los renegados o elches. Eran el grupo más bajo de la condición social. Es utilizaron como mano de obra barata, bastaba con su manutención. Nunca actuaron como un grupo social diferenciado.


5. Ciencia

A semejanza de lo que sucedió en el dominio artístico, los árabes y berberes que se asentaron en la península Ibérica el siglo VIII comenzaron por recurrir a los saberes legados por la civilización visigoda. Progresivamente, fruto de los contactos con Oriente (en el contexto, por ejemplo, de la peregrinación anual a La Meca) y del deseo de algunos soberanos del al-Ándalus en hacer de sus cortes centros de saber que rivalizasen con las ciudades del Oriente Medio, se desarrolló en al-Ándalus una ciencia que presentó aspectos de gran originalidad. Así, mientras que el resto de Europa permanecía en la Edad Oscura del conocimiento, al-Ándalus florecía.[cita requerida] La ciudad de Córdoba era uno de los centros culturales más importantes del Imperio islámico clásico (y de toda Europa), el otro fue Bagdad.
Todas las disciplinas científicas se impartían en madrasas (del árabe madrasa), en las que el intercambio de estudiantes con el mundo islámico del otro lado del Mediterráneo era importante.

Abderramán II fue uno de los primeros gobernantes que se esforzó por convertir la corte cordobesa en un centro de cultura y sabiduría, reclutando con este objetivo a varios sabios del mundo islámico. Uno de ellos fue Abbás Ibn Firnás, que aunque fue contratado para enseñar música en Córdoba, brevemente se interesó por otros campos del saber, como el vuelo; él sería el autor de un aparato volador hecho de madera, con plumas y alas de grandes aves (una especie de ala delta). Decidido a probar su obra, se tiró de un punto alto de la ciudad y según los relatos, consiguió volar durante algún tiempo, pero acabó por despeñarse, sufriendo algunas heridas.

En su casa, Ibn Firnas construyó un planetario, en el cual no sólo se reproducía el movimiento de los planetas, sino también fenómenos como la lluvia y el granizo.

En el campo de la astronomía, deben destacarse los trabajos de Al-Zarqali que vivió en Toledo y en Córdoba el siglo XI y que es conocido en Occidente por su nombre en latín, Azarquiel. Se hizo notable por la construcción de instrumentos de observación astronómica, habiendo inventado la azafea, un tipo de astrolabio que fue usado por los navegadores hasta al siglo XVI. Defendió también que la órbita de los planetas no era circular, pero elíptica, anticipándose a Johannes Kepler en este campo.
Al-Zahrawi (936-1013), más conocido como Albucasis, médico de la corte del califa Alhakén, fue un importante cirurjano de al-Ándalus. Es conocido como autor de la enciclopédia Tasrif, en la cual presentó sus procedimientos quirúrgicos (amputaciones, tratamientos dentários, cirugías oculares…). Esta obra sería traducida al latín y usada en Europa en la enseñanza de la medicina durante la Edad Media.

En la botánica y farmacología, Ibn al-Baitar (nacido en Málaga en finales del siglo XIII) estudió las plantas de la península Ibérica, el norte de África y Oriente gracias a los viajes que realizó en estas regiones. Fue autor de la obra Kitab al-Jami fi al-Adwiya al- Mufrada, en la cual listó 1400 plantas con sus respectivos usos medicinales; aunque se basó en los antiguos tratados griegos de botánica, Ibn Baitar presentó el uso medicinal de cerca de 200 plantas hasta entonces desconocidas. Ibn al-‘Awwam, residente en la Sevilla del siglo XII, escribió un tratado agrícola titulado Kitab al-fila-hah, uno de los trabajos medievales más importantes en esta área. En él listaba 585 especies de plantas y 50 de árboles de fruto, indicando cómo debían ser cultivadas.

En el período que se extiende entre el siglo X y el siglo XII surgieron los grandes geógrafos peninsulares, de los cuales destacan Al Bakri, Ibn Yubair y Al Idrisi. al-Bakri trabajó esencialmente con fuentes escritas y orles, sin dejar nunca al-Ándalus. Fue autor del Libro de los Caminos y de los Reinos en el cual listaba todos los países conocidos en la época. El libro estaba organizado por entradas, cada una relatando la geografía, historia, clima y pueblo del país en cuestión. Ibn Jubair, secretario del gobernador de Sevilla, realizó en 1183 la peregrinació a La Meca, habiendo aprovechado la ocasión para describir el Mediterráneo oriental, haciendo referencia a los acontecimientos políticos que aquella región del mundo vivía, expresamente las Cruzadas. Al-Idrisi, nacido en Sabtah (Ceuta), recibió su educación en la Córdoba de los Almorávides, pero tuvo que abandonar la ciudad por motivos de persecución política y religiosa, para instalarse en la Sicilia de los Normandos. En esta isla escribió el Libro de Rogelio, (cuyo nombre deriva del nombre del patrono de al-Idrisi, el rey Rogelio II de Sicilia), donde describía el mundo conocido hasta entonces. Las informaciones de la obra serían plasmadas en un planisfério de plata.


¿Sabias qué?

…un cráter en la Luna, ubicado en 21,0ºS, 11,9ºE, lleva el nombre de Abraham ben Meir ibn Ezra (Abenezra) en honor del destacado intelectual judío que nació en el año 1092 en Tudela?

…Ibn Arabi, místico, filósofo, poeta, viajero y sabio musulmán andalusí es probablemente la figura más influyente en la historia del misticismo islámico?

…la Taifa de Denia fue la primera taifa en acuñar moneda en el año 1011, en una casa de la moneda propia en la actual Elda?


6. Filosofía

Al-Ándalus sirvió de puente entre Oriente y Europa para la difusión de las obras de los filósofos clásicos griegos, en especial Aristóteles, que seguramente se habrían perdido a no ser por las traducciones realizadas en al-Ándalus.

El principal pensador de al-Ándalus fue Ibn Rusd (Averroes) (siglo XII). Entre sus obras cabe señalar los comentarios realizados sobre la obra de Aristóteles, del que fue su traductor, de Platón y una enciclopedia médica. Sus ideas influyeron notablemente en el pensamiento renacentista. En la Universidad de París el pensamiento de Aristóteles, en el siglo XIII, llegará fundamentalmente gracias a Averroes. Los seguidores más radicales de este pensamiento, que revolucionaba las ideas anteriores, seran conocidos como «averroistas latinos», su figura más conocida fue Siger de Brabante. En 1270 y en 1277 las tesis de los «averroistas latinos» fueron condenadas por el obispo de París, y sus seguidores perseguidos.

Otros filósofos importantes, además de Ibn Rusd (Averroes) fueron Ibn Bayya (Avempace) e Ibn Tufayl.
Maimónides
Ibn Arabi


7. Mistica

La mística ocupó un lugar clave en la producción intelectual andalusí y gozó de gran prestigio en el mundo islámico, en especial el sufismo, cuyo máximo representante fue Ibn Arabi, que escribió una historia sobre los santones andalusíes, fundamental para conocer el ambiente espiritual y la sociedad de la época.
Abundaron los eremitas y los místicos, con una vida ascética, como Ibn Masarra, fundador de la primera escuela de espiritualidad andalusí, la escuela masarrí, que triunfó entre la aristocracia cordobesa.

Pero la espiritualidad andalusí de los siglos XIII al XV está dominada por la tariqa sadiliya, creada por varios filósofos andalusíes como Ibn Masis, al-Sadilí, al-Ata, Abú-l-Abás o Ibn Abad, que predica la renuncia a los carismas y el amor personal a Alá.

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