Los indoeuropeos que ocuparon Grecia estaban organizados en clanes, bajo la autoridad patriarcal que se encargaba de impartir justicia entre los individuos del grupo. Estos a su vez formaban una tribu, cuya organización y gobierno eran más complejos. Había una asamblea que se reunía para tratar los temas más importantes, como acordar la guerra o la paz, y un consejo de ancianos decidía sobre los otros asuntos. Económica y socialmente, la sociedad doria era de tipo comunal.
Las tierras se distribuían por sorteo todos los años. Tras su sedentarización, los dorios se apoderaron de las tierras de las comunidades autóctonas y apareció la propiedad privada. Sucesivamente, surgieron las diferencias sociales, a medida que la aristocracia doria iba transmitiendo sus propiedades por herencia. Cuando la primitiva organización del clan fue derivando a formas organizativas más elaboradas, apareciendo las ciudades o polis, que serían la base de la política griega durante muchos siglos.
La polis se definía por la unidad religiosa, ya que cada una de ellas tenía su dios protector, y por su soberanía legislativa, pues todas tenían sus propias leyes y su ejército, es decir, gozaban de soberanía política y económica. Incluso, a partir del s. VIII a. C., tuvieron su propia moneda. Pocas cosas unían a las polis entre sí. En el terreno religioso, los grandes santuarios, como Delfos y Olimpia, eran frecuentados por habitantes de toda Grecia, y también a los Juegos Olímpicos acudían los ciudadanos de todas las polis. Había, asimismo, cierto sentimiento de unidad entre aquellas que hablaban el idioma jonio, el dialecto griego de la cultura, frente a las que utilizaban el dórico o el eolio, que eran considerados casi bárbaros.
Las polis agrarias desarrollaron sistemas aristocráticos, mientras que las dedicadas al comercio marítimo, con el tiempo, generarían formas políticas democráticas. La extensión media del territorio de una polis era de unos 80 kilómetros cuadrados. La lucha ente las polis sería casi una constante a lo largo de toda la historia de Grecia. Prueba de ello es que, a partir de la institución de las Olimpiadas a inicios del s. VIII a.C., se decretaban treguas para que los viajeros pudieran acudir a los juegos. Con el tiempo, los dirigentes dorios se convirtieron en reyes que no tenían el poder absoluto, sino que gobernaban junto con una oligarquía de nobles. Esta etapa fue breve, porque pronto la oligarquía desbancó a los reyes y estableció un sistema político más duradero.
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