Los Portulanos son los Atlas de la navegación medieval que representan la morfología y los accidentes costeros, sin prestar mucha importancia al relieve terrestre.
Las cartas portuláneas, también conocidas por el nombre de portulanos, son mapas que hicieron posible el uso de la brújula. Aparecen en el siglo XIII y continúan elaborándose en varias centurias, incluso muy avanzada la Edad Moderna, aunque son productos típicos de los siglos XIV y XV principalmente. Se caracterizan por tres circunstancias:
- a) son como los actuales mapas anotados.
- b) tienen como fondo una retícula trazada a base de los rumbos o líneas de dirección de la rosa de los vientos.
- c) son mapas con escala gráfica llamada tronco de leguas.
Son una serie de pergaminos desarrollados durante los siglos XIII y XVI con el fin de orientar la navegación en los que se representaban las líneas de costas (del Mediterráneo y parte del Atlántico), los nombres y ubicación de los diferentes puertos, la rosa de los vientos, y una red de líneas sobre el mar con un ángulo constante respecto al norte, que permitían a los navegantes seguir un rumbo fijo hasta llegar al puerto.
Entre los portulanos más importantes de la cartografía medieval, destacan las cartas españolas (cartas catalana y mallorquinas) e italianas.
Procedencia
Por razón de su procedencia, Catow distingue tres grupos de cartas portuláneas:1 italianas, elaboradas principalmente en Génova, Venecia y Roma; catalanas, con Palma de Mallorca como centro de producción más destacado; y portuguesas, en cierto modo derivadas de las catalanas.
Debate sobre origen español o italiano
La cuestión del origen español o italiano de las cartas portuláneas está viva todavía. Nordenskiöld la puso sobre el tapete al suponer que la carta modelo fue española. Winter supone paternidad italiana a las cartas portuláneas náuticas, y española a las náutico-geográficas. Contra tal parecer se ha rebelado acremente Caracci: Italiani e catalani nelle primitiva cartografía medievale (Italianos y catalanes en la primitiva cartografía medieval), libro editado en Roma el año 1958.
Es indiscutible que la obra cartográfica balear superó a todas; que su estilística y su técnica crearon escuela, y que influye y forma a muchos italianos que acaban por hacer, cartográficamente hablando, obra balear. Por eso, cuando el infante D. Enrique el Navegante quiso enseñar a los portugueses la técnica y artesanía de las cartas portuláneas, acudió en busca de maestro a Palma de Mallorca y contrató al judío Jafuda Cresques, llamado Jaume Ribes o Jaime de Mallorca al convertise al cristianismo.
Cartas portuláneas italianas
La copiosa serie de cartas portuláneas italianas se inicia a mediados del siglo XIII, con la llamada Carta Pisana, que se conserva en la Biblioteca Nacional de París. Al siglo siguiente pertenecen la Carta de Carignano, desaparecida del Archivo Nacional de Florencia donde se conservó mucho tiempo; la obra cartográfica del genovés Pietro Vesconte, el ilustrador de la obra de Marino Sanudo; la de Francisco Pizigano (1373), con influencia de la estilística mallorquina; y las de Beccario, Canepa y de los hermanos Benincasa, naturales de Ancona.
Cartografía mallorquina
La novedad de la cartografía mallorquina son las cartas náutico-geográficas, todas con estilística común en la representación de ciertos accidentes y zonas geográficas. La obra cumbre de las cartas portuláneas mallorquinas es el mapamundi de Cresques Abraham, de 1375, conservado en la Biblioteca Nacional de París.
Cresques Abraham era un judío mallorquín que trabajó al servicio de Pedro IV de Aragón. En su taller de buxoler le ayudaba su hijo Jafuda. El título del Atlas es Mapamundi, o sea, mapa del mundo y de las regiones de la Tierra con los varios pueblos que la habitan. La obra se hizo a petición del infante Don Juan, hijo de Pedro IV, deseoso de una fiel representación de oeste a este del mundo. Forman el Mapamundi 12 hojas sobre tablas, unidas unas a otras por pergamino, y en disposición de biombo. Cada tabla es de 69 por 49 cm. Las cuatro primeras se llenan con textos geográficos, tablas geográficas y astronómicas y calendarios. Lo más novedoso del Mapamundi de Cresques es la representación de Asia, desde el mar Caspio hasta Catay (China), en la que se tiene en cuenta la información de Marco Polo, Jordanus y otros.
En el s. XIV destaca también la obra de Guillermo Soler, que cultiva los dos estilos, la carta náutica y la náutica-geográfica. Al s. XV corresponde la famosa ‘carta náutica de Gabriel Vallseca, 1439, conservada en el Museo Marítimo de Barcelona, notable por su primor de ejecución y animados detalles pintorescos, así como por una mancha de café dejada en ella por Frédéric Chopin.
Cartas portuláneas portuguesas
Las cartas portuláneas portuguesas de raigambre mallorquina, como está dicho, tienen como singularidad el sobreponer a la «araña» las líneas astronómicas del ecuador y trópicos. Por último, la ampliación del horizonte geográfico por los portugueses y españoles demandó necesidades que no cumplían las cartas portuláneas, pero aun así continuaron elaborándose en los s. XVI y XVII.