Museo Etnográfico (Horcajuelo de la Sierra)

Si quiere conocer las costumbres y tradiciones de Horcajuelo de la Sierra y la antigua forma de vida de sus habitantes, debe visitar el Museo Etnológico situado en el casco urbano del municipio, en una pintoresca vivienda rural con años de historia que ha sido rehabilitada pero que conserva las principales características de la arquitectura popular de la Sierra del Rincón. Este edificio es un claro ejemplo de las técnicas, materiales y soluciones constructivas que siempre han caracterizado a las casas de tipología serrana. Sus gruesos muros, sin apenas ventanas, son de pizarra y están revestidos en el interior con barro y paja, y la cubierta a dos aguas es de teja curva árabe.

El Museo Etnológico de Horcajuelo de la Sierra, inaugurado en el año 1997, es uno de los más completos y representativos de la Sierra Norte. Sus fondos, fruto de la generosa colaboración de los vecinos de la localidad, están repartidos en dos plantas y un desván. Antiguamente, la planta baja de las viviendas se usaba para guarecer al ganado y guardar los aperos. Por este motivo, los responsables del museo la han convertido en un lugar en el que se exhiben infinidad de utensilios de trabajo relacionados con la agricultura y la ganadería, que fueron, en su día, las dos principales actividades económicas del municipio.

La sala está dividida en cuatro áreas y cada una de ellas está dedicada a un tema: los aperos agrícolas empleados en el cultivo del cereal como las guadañas, las horcas, los bieldos, los rastrillos, las azadas, las cribas o las palas; los contenedores de cereal que servían tanto para conservarlo como para amasar el pan o adobar la carne de la matanza; los aperos relacionados con la ganadería como los yugos, los arados, los trillos, las aguaderas o los ganchos; y aquellos utilizados en la matanza del cerdo como una gran gamella, la mesa de matanza, los librillos o las jamoneras.

En el segundo piso se recrea una vivienda tradicional de carácter rural típica de la zona, pues era en esa planta donde, antaño, se creaba el espacio doméstico propiamente dicho. Pueden verse las distintas estancias decoradas con el sencillo mobiliario característico y los objetos de uso cotidiano que se usaban por aquel entonces. Hay un cuarto de estar presidido por una mesa camilla –bajo la cual está el brasero que se utilizaba para calentarse– y varias sillas. Sin embargo, la existencia de este cuarto no era habitual, pues el lugar de reunión familiar era la cocina. Allí era donde se desarrollaba la mayor parte de la vida dentro de las casas pues era la estancia más caliente. Las alcobas eran sencillas, de reducido tamaño y carecían de ventilación para mantener la temperatura. Tampoco tenían armarios y estaban provistas de arcones para guardas la ropa. Finalmente, hay una zona donde se muestra el proceso de hilado.

En el último piso de la vivienda está el desván, donde habitualmente se guardaban las cosas en desuso o se almacenaba parte de las cosechas de grano. Actualmente, en el desván del Museo Etnológico hay una interesante colección de trajes populares representativos de la Sierra Norte que adquirió la Comunidad de Madrid para completar los fondos del museo. Son prendas de tejidos sencillos, firmes y de colores resistentes. Su principal finalidad era la de proteger del frío y se confeccionaban con materiales que podían conseguirse con facilidad como el lino y la lana. Toda la ropa, incluso la de fiesta –también presentes en el museo–, estaba poco decorada. Además, pueden verse los distintos complementos que se usaban, entre los que tienen un lugar destacado las faltriqueras y bolsas de dinero. Como la vestimenta tradicional carecía de bolsillos era necesaria la existencia de estos accesorios para guardar los objetos que las personas tenían que llevar consigo como las llaves o las monedas.