El neolítico introdujo importantes cambios en la vida de los seres humanos. Los cazadores-recolectores se hicieron agricultores y ganaderos sedentarios. Aparecieron las primeras aldeas, y se desarrollaron la arquitectura y el urbanismo. Pero estas modificaciones no surgieron de la nada, sino que se produjeron tras un largo período de observación y examinación de la fauna y la flora. Así, por ejemplo, de la experimentación con el Hordeum sponteneum (cebada silvestre) surgió la cebada, de las diversas variedades de trigo silvestre (Triticum boeoticum, Triticum dicoccoides, etc.) se dio el trigo; de la Capra hircus aegragus, la cabra o del guanaco y la vicuña se originaron la llama y la alpaca.
La agricultura introdujo la explotación intensiva de las especies cultivadas mediante la aplicación de innovaciones tecnológicas tan importantes como el desarrollo de los sistemas de regadío. La ganadería también influyó en varios aspectos de la vida humana: la aparición del perro como animal de compañía, la utilización de la fauna como elemento de carga y transporte, etc. Tanto la agricultura como la ganadería representaron un importante cambio y una mejora en la alimentación.
Con la sedentarización de los grupos humanos aparecieron aldeas y se introdujeron novedades en arquitectura. Así, en la construcción de hábitats empezó a utilizarse la planta cuadrangular o rectangular en sustitución de la antigua planta circular. Esto supuso un mayor aprovechamiento del espacio y un nivel técnico superior. Además, en algunos lugares se hicieron planteamientos urbanísticos apriorísticos como la separación de los hábitats públicos de los privados, la distribución interna del espacio o la creación de sistemas defensivos. Además, ligada a la construcción, se produjo una generalización en el uso de la madera.
En los hábitats neolíticos se observa una perfecta adaptación al medio, ya que se utilizan en cada caso los recursos disponibles en la zona. Por eso se pueden encontrar desde poblados de cabañas de madera hasta casas con paredes de piedra. Cabe asimismo señalar la difusión de la actividad textil, que se realizó con tejidos de fibra vegetal o animal y con telares horizontales o verticales.
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