Guerra de las Malvinas


Guerra de las Malvinas o Guerra del Atlántico Sur ,

Treinta años después de la guerra de los 73 días que, entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, enfrentaron a Argentina y a Reino Unido por el control de las Malvinas, las más de 700 islas que forman el archipiélago controlado por los británicos desde 1833, en su mayor parte desiertas, están mejor defendidas que nunca . Con unos 1.300 soldados, uno de los destructores más modernos (el Dauntless) de camino, un submarino nuclear (seguramente sin ojivas) y un escuadrón de aviones Typhoon, Reino Unido deja claro que no tiene ninguna intención de negociar la soberanía y, mucho menos, de ceder su control.

La denuncia de militarización de la zona, repetida durante meses por la presidenta Cristina Kirchner y presentada oficialmente el 10 de febrero de 2012 por el embajador Héctor Timmerman en Naciones Unidas, no ha recibido ningún apoyo importante. Nadie se ha ofrecido como mediador y el departamento de Estado, por medio de su portavoz, Victoria Nuland, se ha puesto, como era de esperar, al lado de su principal aliado.

Londres niega la militarización , califica de rutinario el despliegue del Dauntless y del submarino nuclear, e insiste, igual que sobre Gibraltar, que cualquier cambio del estatus de Malvinas -Falklands- depende de los malvinenses (kelpers): unos 3.145 , con una de las rentas más altas del mundo (64.000 dólares) gracias a las licencias de pesca, que representan aproximadamente la mitad de los ingresos: unos 200 millones de dólares en 2011.

Argentina, que siempre ha reclamado la soberanía sobre las islas como herencia de la Corona española, ha endurecido su posición y ha multiplicado sus críticas desde que, a comienzos de 2010, las autoridades locales, siempre guiadas por Londres, empezaron a hacer concesiones unilaterales a empresas británicas para la exploración de gas y petróleo . Como señala Daniel Montamat, ex presidente de YPF, con 13.700 barriles por día , lo mínimo que se espera sacar a partir de 2016 si se cumplen las previsiones, la renta de las islas aumentaría en unos cien millones de dólares, más que suficiente para que a Londres le saliera gratis su defensa y se planteara en serio un cambio de estatuto, tal vez pensando en un estado libre asociado como Puerto Rico. «Las concesiones unilaterales de licencias de explotación (…) son una escalada del conflicto, pero pueden transformarse en la punta del ovillo para retomar el diálogo», explica Montamat. «Bajo el paraguas de la soberanía, las negociaciones deberían orientarse a la discusión de la renta del petróleo que puede extraerse en la zona». Las empresas británicas ya han invertido 1.500 millones de dólares en varias plataformas de exploración y tienen previsto invertir otros 2.000 millones en los próximos años.

Brasil , probablemente, ha tomado un partido mucho más explícito por Buenos Aires porque no quiere a los británicos tan cerca de sus yacimientos. Como únicas armas de presión, aparte de la retórica, por ahora inútil cuando no contraproducente, Kirchner ha conseguido declaraciones de apoyo de las principales organizaciones regionales y de los países latinoamericanos, y trata por todos los medios no militares de elevar el precio de la colonia para los británicos. Ha prohibido el amarre en puertos argentinos de los barcos que participen en la explotación de recursos naturales en las islas y dos países vecinos (Brasil y Uruguay) se han solidarizado con dicha sanción. La gobernadora de Tierra de Fuego, Fátima Ríos, siguiendo instrucciones de Casa Rosada, ha prohibido a dos cruceros atracar en Ushuaia y el ministro argentino de Industria ha pedido el boicot de los productos británicos. La respuesta de Londres no se ha hecho esperar y la UE ha advertido a Buenos Aires que, como espacio comercial integrado, cualquier boicot de productos británicos se considerará un boicot de todos los productos europeos y la UE responderá en consecuencia.

La solidaridad expresada por cantantes como Serrat, Sabina y, sobre todo, por ser británico, Roger Water -los tres en giras de conciertos por Argentina en marzo de 2012- alimenta el sentimiento casi unánime de los argentinos a favor de su reclamación , pero no avanza un centímetro la solución del conflicto. Consciente de los riesgos de calentar demasiado la hoguera, la propia Kirchner ha propuesto a Londres renegociar los acuerdos de vuelos -prohibidos desde Argentina a partir de 1982 y sustituidos por un vuelo semanal desde Punta Arenas (Chile) que, una vez al mes, hace escala en Río Gallegos- para iniciar tres vuelos semanales de Aerolíneas Argentinas desde Buenos Aires. Londres y la Autoridad de las Malvinas no se fían.

Aniversarios como el de este año, con viajes de parlamentarios británicos especializados en defensa y, mucho más importante por su valor simbólico, las seis semanas que el príncipe Guillermo permaneció en Malvinas combinando entrenamiento militar y gestos de apoyo , sólo sirven para atizar la hostilidad y reabrir heridas. Los dirigentes argentinos lo ven como otra provocación , a la que tienen que responder. El 14 de febrero, en Clarín, el internacionalista Jorge Castro atribuía la reactivación del conflicto diplomático en los últimos meses a cuatro factores: el nuevo contexto internacional tras la crisis financiera global de 2008; la probada riqueza pesquera y, sobre todo, la posible riqueza petrolífera de la zona; la recobrada influencia de Argentina en la región; y la autonomía creciente de la Autoridad Política de las islas. Otros ven en la tensión actual intentos de uno y otro país de desviar la atención de sus problemas internos. En Argentina algunos han visto siempre en las raíces de los Kirchner, en la Patagonia, la región argentina más próxima al archipiélago, una explicación de su interés especial por mantener vivo el conflicto.

Afirmar que ha terminado la hegemonía unipolar estadounidense y que «su lugar lo ocupa ahora una nueva plataforma de gobernabilidad del sistema mundial, el G-20 (.), de la que Argentina es miembro» encierra una parte de verdad y, a la vez, es una simplificación de una realidad mucho más compleja. Deducir de ello que Argentina está en mejores condiciones que hace 30 años para ganar al Reino Unido en un pulso, diplomático o militar, sobre las Malvinas, sería otro trágico error que no depararía nada bueno para Argentina ni para sus amigos, entre los que se encuentra España, primer inversor hoy en el país .

Pensar que, con el desplazamiento del centro neurálgico global hacia Asia y el Pacífico, Reino Unido -por su necesidad creciente de los mercados asiáticos y brasileño- no volvería a impedir con todos sus medios un cambio forzado del estatuto internacional de las Malvinas sería otro trágico error, que la democracia argentina de hoy pagaría tan caro o más que la dictadura militar de Galtieri en 1982. Como democracia y productor importante de alimentos, Argentina está mejor situada en el sistema internacional hoy que entonces, pero no para enfrentarse a Reino Unido . Si lo hace, volvería a encontrarse sólo con el apoyo retórico de América Latina. La UE, la OTAN, EEUU y las grandes potencias asiáticas no moverían un dedo en su favor, como no lo hicieron hace 30 años . Dejando su futuro, como el gibraltareño, a su voluntad, Reino Unido mata dos pájaros de un tiro: se carga de razón moral y democrática, y sigue controlando un territorio estratégico.

Si todas las guerras árabe-israelíes, menos la de la independencia (1948), se pueden explicar por el control del agua, las principales tensiones entre Argentina y Reino Unido por las Malvinas desde la llegada de los Kirchner a la Casa Rosada en 2003 están relacionadas con el petróleo . Tras la derrota de 1982, la petrolera argentina YPF perdió el monopolio en el suministro de energía a las islas y la aerolínea LADE el servicio exclusivo de vuelos que había tenido desde Comodoro Rivadavia a Puerto Argentino (Port Stanley) desde 1971. Tras confirmarse la posibilidad de unas reservas de 60.000 millones de barriles en el subsuelo del espacio marítimo del archipiélago, Londres y Buenos Aires firmaron un acuerdo en 1995 que fijaba los términos de exploración y explotación de dichos recursos, pero Argentina se retiró unilateralmente del pacto en 2007 .

Para Reino Unido , gobernado hoy por el mismo partido conservador que abanderó, con Margaret Thatcher en Downing Street, la respuesta militar masiva del 82, el 30 aniversario es una oportunidad de reafirmarse como gran potencia a pesar de los cambios neurálgicos en el sistema internacional de los últimos decenios. En lo que los kelpers llaman el campo, el príncipe verá de primera mano por qué nadie -franceses, españoles, argentinos y, finalmente, británicos- se tomó en serio durante siglos unas islas en las que, en 1982, por la locura de una dictadura criminal obsesionada por legitimarse con una guerra nada menos que contra la segunda potencia militar del mundo, se perdieron 907 vidas en nueve semanas : 649 argentinas, 255 británicas y tres de civiles malvineses.

Sin la esperanza del petróleo y la riqueza pesquera, Malvinas seguiría siendo un pueblo, Puerto Stanley , rodeado de ariscos, rocas peladas , sin apenas un árbol, medio millón de ovejas y un puñado de pastores, atracción turística por sus colonias de leones marinos y pingüinos, y poco más. En el pueblo (town), el príncipe tuvo la oportunidad de visitar la cárcel, con dos o tres presos, la comisaría, el café-salón de té, el campo de fútbol y una escuela de primaria y otra de secundaria, con un total 250 alumnos que, en este curso, por primera vez, estudiarán español como asignatura obligatoria. (Articulo especial: El Mundo: http://www.elmundo.es/especiales/2012/internacional/malvinas/index.html )

Guerra de las Malvinas o Guerra del Atlántico Sur

Parte de Guerra

Fecha

2 de abril de 1982 – 14 de junio de 1982

Lugar

Islas Malvinas , Islas Georgias del Sur e Islas Sandwich del Sur

Resultado

Victoria británica . El Reino Unido recupera la posesión de los archipiélagos.

Beligerantes

Argentina

Gran Bretaña

Comandantes

Leopoldo Galtieri

  • Jorge Anaya
  • Basilio Lami Dozo
  • Mario Menéndez
  • Juan Lombardo
  • Ernesto Crespo
  • Carlos Büsser

Margaret Thatcher

  • Sir John Fieldhouse
  • John «Sandy» Woodward
  • Jeremy Moore
  • Julian Thompson
  • Michael Clapp

Fuerzas en combate

Ejército: 10 001
Armada: 3119
Fuerza Aérea: 1069
Barcos: 38
Aviones: 216

Ejército: 10 700
Armada: 13 000
Fuerza Aérea: 6000
Barcos: 111
Aviones: 117

Bajas

3.500 muertos o heridos 649 Muertos

1068 Heridos

90 Aeronaves Destruidas

9 Barcos Hundidos

258 Muertos

775 Heridos

34 Aeronaves Destruidas

7 Barcos Hundidos

* Los datos son contradictorios, reflejamos lo que aparece en diferentes fuentes.

Aspectos económicos, geoestratégicos y políticos

Económicamente, en las islas existían en otro tiempo importantes puestos balleneros , pero la gradual desaparición de numerosas especies de ballenas en los mares australes y los profundos cambios en el negocio aceitero hicieron que la relevancia económica de la actividad se redujera dramáticamente. No obstante, numerosas investigaciones confirman yacimientos de crudo en la plataforma continental en la que se encuentran las Malvinas. También, la plataforma es rica en pesquería.

Políticamente, el interés de Argentina por el archipiélago obedece a su visión del mismo como territorio irredento .

Estratégicamente,

  1. La posesión de territorios adyacentes a la Antártida puede otorgar derechos sobre este continente en futuras negociaciones relacionadas con el mismo;
  2. El control de este archipiélago entrega una posición estratégica a su ocupante sobre el cruce austral y su tráfico marítimo.

No obstante, en la década previa al estallido de la guerra, el Ministerio de Asuntos Exteriores británico consideraba las Malvinas más bien como un problema a la hora de estabilizar sus relaciones con América Latina . Pero, aunque propuso una devolución en arriendo (una soberanía de Argentina durante un tiempo prolongado con la expectativa de una devolución al final del mismo), los ciudadanos de las Malvinas se negaron a aceptar la propuesta.

La situación en Argentina antes del conflicto

A comienzos de los años 1980 , el modelo económico neoliberal impuesto a sangre y fuego por el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional dio claras muestras de agotamiento, lo que provocó numerosas tensiones sociales: 90% de inflación anual, recesión profunda, interrupción de buena parte de la actividad económica, generalización del IVA , empobrecimiento de las clases medias, brusco aumento del endeudamiento externo de las empresas y del Estado, salario real cada vez más depreciado, aumento de la pobreza, etc.

La sustitución del jefe de la primera Junta, Jorge Rafael Videla , por el general Roberto Viola y, luego, de este por el general Leopoldo Galtieri , fue una consecuencia de esa crisis. La consiguiente decisión de intentar recuperar las Malvinas fue tomada, entre otras varias razones, tanto por el efecto que podría conseguirse a la hora de desviar la atención social de esos problemas, como por las posibilidades de recuperar el crédito perdido entre determinados sectores sociales sensibles a una acción de interés patriótico como ésa.

Invasión para unos. Recuperación para otros.

Ésta es la crónica del conflicto en 20 puntos.

  • Leopoldo Fortunato Galtieri encendió la mecha. Margaret Thatcher la apagó dos meses después. La contienda marcó el futuro de ambos. Al primero no tardaron en mostrarle la salida de la Casa Rosada; la segunda se reafirmó en el poder tras ganar unas elecciones anticipadas.
  • Habían pasado 149 años de administración británica . Demasiados, debió pensar un Galtieri ebrio de ambición -y de algo más, según testigos-. Invasión para unos; recuperación para otros, aquel 2 de abril de 1982 las fuerzas militares argentinas ocuparon Malvinas o Falklands.
  • Con el desembarco, Port Stanley, capital de las islas, es rebautizado como Puerto Argentino . De los 10.000 soldados argentinos que formaban la operación (5.000 según otras fuentes), sólo se contabiliza una baja en la toma: la del capitán Pedro Giacchino.
  • El pueblo argentino se vuelca con la llegada de los suyos a las islas. Una multitud se reúne en Plaza de Mayo para mostrar su apoyo al Gobierno y a los soldados. Según sondeos, el 90% de los ciudadanos estaba a favor de la intervención militar.
  • «Que vengan, le presentaremos batalla», gritaba Galtieri ante una plaza eufórica. Palabras que azuzaba el general Menéndez (asumió el cargo de gobernador de las islas): «Que venga el principito». El príncipe Andrés sirvió en el barco HMS Invincible como piloto de helicópteros.
  • La respuesta de Londres no se hizo esperar. El 5 de abril dos buques de guerra, el HMS Invincible y el HMS Hermes , zarpaban de Portsmouth dirección Malvinas. La contienda provocó la dimisión del ministro de Exteriores británico Lord Carrington. En su lugar: Francis Pym.
  • Frío, hambre, sed y miedo. Mucho miedo. En trincheras, cuevas o el más oscuro de los agujeros, los soldados argentinos sufrieron la falta de experiencia -la mayoría eran jóvenes que hacían la mili -, las pésimas condiciones climáticas -hasta los fusiles se congelaban- y las ‘reliquias’ que utilizaban como armamento. No hubo clemencia británica.
  • La fuerza naval británica tardó seis semanas en desembarcar. Durante ese tiempo, las proclamas y mensajes de los argentinos prometían normalidad en el día a día… Olvidaban que el toque de queda a las 20.00 horas y lo de empezar a conducir por la derecha dificultaban ese objetivo.
  • Mientras los suyos luchaban en las colinas, el pueblo argentino se volcaba con ellos. Colectas de alimentos, ropa… Incluso se realizó un programa especial para realizar donaciones de piezas de oro. El objetivo: recaudar fondos para reforzar el armamento y proteger a los soldados. No llegó.
  • ¿Qué ocurrió con el oro recaudado? Se fundió dando lugar a 73 lingotes que fueron a parar a la Casa de Moneda. Tras varias subastas, el dinero obtenido se depositó en el Fondo Patriótico. La mayor parte de la ropa -tejida mucha por voluntarias-y la comida fueron a parar a la basura .
  • Fueron 74 días de guerra . Inevitable hablar de bajas. Por el lado argentino, se contabilizaron 649 muertos y más de 1.200 heridos. Por el otro, 255 británicos. También hubo civiles entre las víctimas, tres mujeres isleñas fueron abatidas.
  • Pero las consecuencias de la batalla no quedaron ahí. Incapaces de olvidar el horror vivido, más de 450 ex soldados argentinos y otros 300 británicos se han suicidado desde entonces.
  • Ocupó portadas el crucero argentino ARA General Belgrano. Hundido por un submarino nuclear inglés, fue uno de los pocos sobrevivientes del ataque japonés a Pearl Harbor . El HMS Conqueror, el responsable de su desaparición, utilizó torpedos de la IIGM.  En él murieron 323 hombres y sobrevivieron 770. Es el primer barco hundido por un submarino de este tipo durante una guerra.
  • No era ningún secreto que la situación económica argentina no era boyante. Aún así, se entró en un conflicto que provocó unas pérdidas materiales superiores a los 1.630 millones de dólares , según informes de la fiscalía de la Cámara Federal.
  • Pero Galtieri nunca pensó en el dinero, tenía otro objetivo en mente: Chile. «Las Malvinas sólo son el primer paso» , dijo en clara alusión al país cuando anunció la invasión de las islas.
  • Era ‘vox pópuli’, pero no fue hasta 1999 cuando el ex comandante de la Fuerza Aérea de Chile, Fernando Matthei, confirmó que su país pasó información sobre movimientos de tropas y despegues de aviones a los británicos. «Los apoyamos con monitoreo permanente, radares y escuchas con dispositivos electrónicos», confesó Matthei.
  • También lo confirmó Thatcher, agradecida, años después. La Dama de Hierro defendió su amistad con Augusto Pinochet , incluso cuando éste fue detenido en Londres. Pinochet siempre contó con su incondicional apoyo.
  • Durante el conflicto, el Gobierno británico intentó controlar a la prensa. El periodista de la BBC Brian Hanrahan llegó a denunciar ante un comité parlamentario que el contraalmirante John ‘Sandy’ había querido utilizar a la prensa para confundir a las fuerzas argentinas. Los corresponsales se negaron y su trabajo se complicó aún más.
  • Como legado, los combatientes argentinos dejaron unas 18.000 minas bajo el suelo de las islas. Aún hoy un gran número de artefactos se encuentra en la zona, incluyendo bombas M67 de 90 milímetros antitanque, misiles de aire a la superficie, granadas de mano…
  • El 14 de junio de 1982, a las 23.15 horas , Margaret Thatcher comparecía ante la Cámara de los Comunes para informar del fin de la guerra -unos días después de la visita del Papa a Buenos Aires-. Reino Unido apabullaba al mundo y Argentina sufría las consecuencias. Durante mucho tiempo estuvo prohibido cualquier canción, película o referencia inglesa en el país latino. Muchos se tomaron la victoria de Argentina ante Inglaterra en el Mundial del 86 como la revancha.

  • Cronología del ataque

El 1 de abril , a las 21:18, el primer grupo de botes se desprendió del D-2 : 84 comandos anfibios y buzos tácticos bajo el mando del Capitán de Corbeta Guillermo Sánchez-Sabarots. A las 22:45, el grueso de la Agrupación de Comandos Anfibios salió del buque en 19 embarcaciones destacándose, inmediatamente, el destructor en su zona de patrullado. Desembarcaron en Mullet Creek sobre las 23:00. A esa misma hora, el submarino ARA Santa Fe (S-21) libró a otros diez buzos tácticos para colocar balizas de radionavegación y ocupar el Faro San Felipe (Pembroke). Cuando el ARA Santa Fe (S-21) emergió, fue detectado por el radar de navegación del buque costero Forrest dándose inicio a las hostilidades. A las 23:40 en la zona del aeropuerto se observó una bengala verde y al poco tiempo fue apagado el Faro San Felipe.

Ya el 2 de abril a primeras horas se dio el desembarco de un grupo de comandos anfibios , y de buzos tacticos con botes neumáticos para despejar posibles obstàculos o minas que hubieran en la playas para el arribo de los vehículos anfibios , a la 1:30, los hombres de Sánchez-Sabarots se dividieron en dos grupos: el primero, comandado por él mismo, se dirigió a los barracones de la infantería de marina británica en Moody Brook para atacarlos; el segundo, bajo el mando del Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giachino , avanzó hacia Puerto Stanley con objeto de tomar las oficinas del Gobernador y capturarlo.

A la 1:55, el submarino ARA Santa Fe (S-21) salió a la superficie, frente a Punta Calebroña y lanzó sus Buzos Tácticos a unos 3.000 m del Faro San Felipe, que se encontraba apagado, alejándose, luego, a máxima velocidad en superficie, para regresar a su lugar de patrulla. Pero los británicos, sobre aviso, habían evacuado los barracones y estaban desplegados en posiciones de combate para defender la localidad.

A las 4:20, el destructor ARA Hércules (D-1) izó su Pabellón de Guerra y comenzó su patrullado en Puerto Groussac, protegiendo a la iniciación de la fase de asalto, la aproximación del BDT ARA Cabo San Antonio (Q-42) y de la corbeta ARA Drummond (P-1) . A las 5:45, la Fuerza de Desembarco de Sánchez-Sabarots abrió intenso fuego automático y de granadas sobre los barracones donde suponían a los infantes de marina británicos. A los pocos minutos, descubrieron que nadie devolvía el fuego (estaban vacíos). El ruido, por el contrario, alertó al mayor Norman -que dirigía a las fuerzas británicas- de que los argentinos habían llegado.

Cerca de las 6:00 se apagaron las luces de la bodega del BDT, se abrieron las compuertas de proa y se pusieron en marcha los enormes extractores de gases.

A las 6:22, llegó la orden «¡Primera ola al agua!» y, desde el BDT ARA Cabo San Antonio (Q-42) , comenzaron a desembarcar los vehículos anfibios, con fuerzas del Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino. El ARA Cabo San Antonio (Q-42) libró la compañía E de vehículos anfibios LVTP-7 y LARC-5 del 2º de Infantería de Marina, orientándose con las balizas que habían colocado los buzos tácticos del ARA Santa Fe (S-21) . La primera oleada, bajo el mando del capitán de corbeta (IM) Hugo Santillan, llegó a tierra y tomó la dirección del aeropuerto. La compañía «D» desembarcó poco después para ocupar el faro.

A las 6:30, desde el D-2 , se irradió un comunicado en el que intimaba a la población a no ofrecer resistencia para evitar derramamiento de sangre.

El grupo de Giachino, la avanzada de las fuerzas argentinas, se dirigió a la casa del Gobernador, invitándole a la rendición. Al no recibirse respuesta, entraron al anexo de los sirvientes, donde se había atrincherado un grupo de Marines Reales, entablándose un combate. Comenzó un tiroteo generalizado, donde se produjo la primera baja del conflicto, el CCIM Pedro Giachino, que fue herido mortalmente; fueron también alcanzados por las esquirlas y resultaron heridos de gravedad, el Teniente de Fragata Diego García Quiroga y el Cabo Primero Ernesto Urbina. El resto de sus hombres se replegaron, aunque mantuvieron el asedio sobre la sede del gobierno británico, disparando desde una posición elevada ubicada al sur de la misma.

Los constantes cambios de posición de los comandos y el uso de granadas de aturdimiento hicieron creer a los defensores que estaban bajo el ataque de una fuerza numéricamente muy superior a la real, lo cual resultó decisivo para obtener su rendición. A los pocos minutos, aterrizó el primer Lockheed C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina en el Aeropuerto de Puerto Stanley.

Cuando la compañía E llegó a las proximidades del viejo aeropuerto, sufrió el primer ataque de la infantería de marina británica. Un blindado LVTP-7 fue averiado por disparos de una ametralladora, pero la tripulación resultó ilesa. El Contraalmirante Busser, responsable del desembarco, comenzó a preocuparse: las tropas blindadas aún no habían entrado en contacto con los comandos, y la resistencia británica era más intensa de lo esperado. Ordenó entonces que una compañía del Batallón de Infantería de Marina 1 con lanzacohetes de 105 mm fuesen helitransportados a la costa.

A las 8:30, el gobernador Hunt y el mayor Norman, sitiados y bajo presión, debatieron qué hacer. Se sugirió dispersarse por el interior para iniciar una guerra de guerrillas , pero, finalmente, creyéndose rodeados por un batallón de Infantería de Marina, decidieron que este plan de acción no tenía sentido. Hicieron traer a Héctor Gilobert, un argentino residente de las islas al que consideran un espía , y le encargaron negociar el alto el fuego. A las 9:30, el gobernador Hunt rindió las islas Malvinas al contraalmirante Busser. Un avión de transporte militar argentino llevó a Hunt a Montevideo , desde donde se dirigió a Londres .

Utilizando el helicóptero Westland Lynx Mk.23 0739/3-H-141, desde el ARA Hércules (D-1) , se trasladó al abanderado de la Flota de Mar, el Teniente de Fragata Martín Cazaux, para afirmar el pabellón en Puerto Stanley (posteriormente, llamado Puerto Argentino).

Cumplida su tarea por la Fuerza de Desembarco, algunas de sus fracciones se encontraban listas para el repliegue al Continente, que comenzó el mismo 2 de abril.

En esas circunstancias, y ante la necesidad de brindar apoyo logístico a las unidades navales que operaban en el puerto de la capital de las islas, el comandante de la Flota de Mar dispuso la creación del Apostadero Naval Malvinas , designando como jefe del mismo al capitán de fragata Adolfo A. Gaffoglio.

Al día siguiente, aparecieron en los periódico británicos las fotos de los marines tendidos en el suelo boca abajo. Aproximadamente 120 defensores (incluyendo civiles armados) fueron capturados por los argentinos en la acción.

Sin embargo, en las islas Georgia del Sur los británicos no aceptaron la rendición. Cuando en la mañana del día 3 las fuerzas argentinas trataron de tomar Grytviken , los 22 infantes de marina británicos reaccionaron, pero luego decidieron rendirse.

Pasado el mediodía del 3 de abril de 1982 , la bandera argentina ondeó sobre las islas Malvinas, las islas Georgias del Sur y las islas Sándwich del Sur (en estas últimas hacía varios años).

Los prisioneros británicos volvieron a su país vía Montevideo.

Ese mismo día, Margaret Thatcher intervino en la Cámara de los Comunes para debatir el tema de las Malvinas; anunció la organización de una fuerza operativa especial, la creación de un gabinete de guerra y la renuncia, entre otras, de su Ministro de Asuntos Exteriores, Lord Carrington.

  • Repliegue

Durante el 3 de abril se comenzó a replegar los elementos usados en el desembarco al BDT y al rompehielos ; el grueso de las tropas que intervinieron en la recuperación regresó en aeronaves del Comando de la Aviación Naval y de la Fuerza Aérea Argentina.

El 4 de abril , desde el ARA Isla de los Estados (B-8) se trasladó en helicópteros a Darwin y a Pradera del Ganso a la Compañía «C» del Regimiento de Infantería Nº 25 del Ejército Argentino, que ocupó ambos establecimientos sin hallar oposición.

El 5 de abril una fracción de la Compañía de Ingenieros 9 ocupó Puerto Fox en la isla Gran Malvina .

Tras la conquista de la islas, entre el 6 y 7 de abril , los buques de la FT.20 y de la FT.40 se replegaron a la BNPB , a la que arribaron el 12 de abril .


HISTORIA DE LA ISLA

1600

El navegante holandés Sebald de Weert avista las islas desde su nave. Las llamará Sebaldinas.

1690

El inglés John Strong es el primero que desembarca en las islas. Bautiza el canal entre las dos islas mayores con el nombre del patrocinador de su viaje, vizconde Falkland.

1764

El navegante francés Luis- Antoine de Bouganville establece una pesquería, Port Saint Louis, en la isla grande oriental con pobladores del puerto de St. Maló. De ‘malouines’ deriva el nombre de ‘Malvina’.

1767

Francia cede sus posesiones en el archipiélago. España nombra al primero de los 20 gobernadores que ejercerán su potestad en Puerto Soledad (Port Louis) hasta 1811.

1790

En el Tratado entre España y Gran Bretaña, esta última se compromete (art. 40) a respetar las posesiones españolas en los mares del sur.

1820

El gobierno de Buenos Aires proclama su soberanía sobre las Malvinas por herencia de España.

1828

Argentina manda un gobernador, algunas fuerzas militares y colonos a isla Soledad.

1831

El gobernador argentino detiene a tres barcos norteamericanos que cazan focas en aguas jurisdiccionales sin permiso. En represalia la corbeta Lexington (EEUU) destruye el asentamiento argentino y sus defensas.

1833

Gran Bretaña ataca militarmente la población argentina, repatria al gobernador y se apodera del archipiélago por la fuerza. Expulsa a los pobladores y se queda con sus bienes. Después empezará a poblar las islas con colonos ingleses.

1834

Argentina inicia la serie de reclamaciones (al menos, una por año) ante Gran Bretaña por la invasión.

1962

La ONU incluye a las Malvinas en los territorios a descolonizar y tres años después niega el derecho a la autodeterminación de sus habitantes.

1968

Gran Bretaña está dispuesta a suscribir un acuerdo secreto con Argentina para cederle el archipiélago. Se frustra por la negativa de los pobladores de las islas.

1971

Acuerdo de Comunicación entre Londres y Buenos Aires por el que se establecen vuelos comerciales entre las Malvinas y el territorio continental argentino.

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