Tesoro de Aliseda


El Tesoro de Aliseda es un antiguo ajuar funerario tartésico hallado de forma accidental en Aliseda (Cáceres) y es posible que estuviera fabricado en oriente. Es de oro y predomina la técnica de la filigrana y cincelado. Está compuesto por una diadema, un collar, un pendiente, una pulsera, dos anillos y un cinturón. En el collar aparece el creciente lunar. Este tesoro era un ajuar funerario de una mujer relacionada con el rey. El pendiente es de gran importancia, está compuesto por un cuerpo, una cadena y una rica decoración alrededor del tubo. Esta decoración se da a base de repujado y cincelado. La decoración se repite por simetría. Lo que representa es el árbol de la vida que se repite constantemente. Entre los árboles de la vida aparece la palmeta que es característica del arte oriental. Junto a la palmeta aparecen dos pájaros, picoteando el fruto de esta. De aquí se supone que sea un ajuar funerario por la representación del árbol de la vida.

Se intentó vender las piezas de forma clandestina, pero finalmente fueron interceptadas y llevadas al Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.

Clasificación

Se trata de un tesoro Tarteso y data del siglo VII a. C. Debido a la ruda manera en que fue encontrado y la falta de medios para la excavación, no se puede precisar si se trataba de un tesoro o de las alhajas y ajuar mortuorio de una dama en sepultura.

Función

El tesoro consiste en un conjunto de joyas de oro y plata de refinada orfebrería, entre las que destacan una diadema, un cinturón, brazaletes, collares, pendientes, sortijas y un plato. Se trata de uno de los primeros tesoros reunidos en la Península Ibérica, que caracterizaba la abundancia y medios de una región. No se trata de las primeras joyas tartesas halladas en este suelo, pero algunos de los elementos son únicos en la orfebrería tartesa conocida de Oriente y Occidente.

Contexto histórico

Pertenece al último periodo de la Edad de los Metales (3000-218 a. C.), que engloba tres etapas diferentes: Edad del Cobre (3000-1800 a. C.), Edad del Bronce (1800-750 a. C.) y Edad del Hierro (750-218 a. C.). De este tercer período, la Edad de Hierro, data este tesoro.

Comentario

Los fenicios fueron un pueblo importante del Mar Mediterráneo, el primer pueblo colonizador que llegó procedente de las costas del actual Líbano a la Península Ibérica, sobre el siglo IX a. C., y que se asienta de forma definitiva. Fueron un pueblo fundador de un gran número de colonias, como Cartago, en el Norte de África hacia el siglo IX a. C. (actual Túnez), Gades o Gadir en 1100 a. C. (actual Cádiz), Malaca (actual Málaga) y Sexi (Almuñecar). Los fenicios llegaron a la Península atraídos por la abundancia de metales, introduciendo, a cambio, un gran número de manufacturas de lujo, productos exóticos y tecnologías desconocidas para los nativos. Su presencia, su necesidad de productos, y la demanda generada por este pueblo se tradujo en un desarrollo de las comunidades nativas más próximas.

El pueblo indígena más poderoso en ese momento era el reino de Tartessos, célebre por sus riquezas y la longevidad de sus monarcas, situado al sur de la Península. La monarquía tartésica, de carácter hereditario, existía ya desde principios de la Edad de Bronce (1800-750 a. C.). Cultivaron la orfebrería, joyería y broncería, imitando a los demás pueblos de Oriente con que se relacionaban.

Los ajuares funerarios del pueblo fenicio eran ricos y abundantes, con muchas piezas de orfebrería y alfarería (ya que introdujeron nuevas tecnologías como el torno de alfarero). Los fenicios introdujeron también un gran número de objetos de origen griego, fueron grandes comerciantes, comerciaban con los pueblos del interior y comenzaron una cultura orientalizante entre el Tajo y el Mediterráneo y la costa ibérica hasta Emporión (colonia fundada por los griegos en torno al 600 a. C.). No adoptaron la moneda de los tartesos en estas transacciones comerciales, ya que éstos no tenían una economía de mercado.


Arqueología extremeña.

Piezas en el museo Arqueológico Nacional de Madrid.

(Noticias dadas por José Ramón Mélida de las adquisiciones y donaciones hechas al Museo entre 1916 y 1920)

Tesoro de Aliseda

En la humilde villa de Aliseda, distante unos 30 kilómetros de Cáceres y 55 de la raya de Portugal, ocurrió, en la tarde del 29 de febrero de 1920, que al sacar tierra, en terreno comunal, para un tejar, descubrió un muchacho unas cadenas y pulseras de oro. Avisó el muchacho a sus parientes, los dueños del tejar, y ellos acabaron de sacar de entre unas piedras, que allí se ofrecieron a su vista, una buena cantidad de alhajas de oro con algunas piedras finas, algunas cosas de plata Y otros objetos. Llevaron los que estimaron preciosos los descubridores a Cáceres para venderlos a los plateros; pero denunciado el hecho por haber ocurrido el hallazgo en el subsuelo, incautóse el Juzgado de todo ello; siguiéronse en él y en aquella Audiencia competentes actuaciones, y, acabadas éstas, el tesoro ha pasado, en virtud de Real orden de 21 de mayo de 1920, al Museo Arqueológico Nacional (1), por ser de propiedad del Estado, puesto que a él pertenece el subsuelo, según la ley de Excavaciones y Antigüedades.

(1) El Juzgado de Instrucción de Cáceres me hizo entrega formal de las piezas que constituyen el tesoro, el día 25 de septiembre; las cuales traje bajo mi custodia y deposité en el Museo al día siguiente.

De Aliseda no había el menor antecedente arqueológico. Se ha supuesto si estuvo allí la Isalaecus de Ptolomeo. El hecho es que el tesoro tan inesperadamente descubierto y la existencia de minas de hierro en la localiad dan testimonio y razón de la presencia de fenicios y cartagineses en tal punto de la Lusitania.

Trátase, en efecto, de un conjunto singularísimo de alhajas debidas a la adelantada industria artística de dichos pueblos colonizadores, que con su comercio y expansión en nuestra Península aportaron a ella valiosos elementos de la cultura del Oriente.

No son éstas las primeras joyas fenicias que se han hallado en nuestro suelo; pero sí las mejores, y aun algunos ejemplares son únicos en la joyería fenicia conocida de Oriente y de Occidente, siendo además de exquisito arte, por lo cual ,estimamos que deben corresponder al siglo VI antes de Jesucristo.

Las circunstancias fortuitas del hallazgo y las rudas manos que lo verificaron, causa de que las alhajas hayan sufrido mucho y de que vinieran dispersas las numerosas piezas que componen algunas, hoy reconstruidas, son causa de que no se pueda precisar si se trata de un tesoro escondido, como muchos arqueológicos, o si de los adornos de una dama en la sepultura, lo que parece verosímil por la referencia de que había una construcción de sillarejos, que pudo ser sepulcro cubierto por un montículo.

Los objetos que componen el tesoro son los siguientes:

Objetos de oro.

1.° Diadema de tipo ibérico, afiligranada, compuesta de muchas piezas unidas y articuladas, formando una faja de rosetas y festones con una caída de bolitas pendientes de cadenillas y terminada por los extremos en sendas placas triangulares para adaptadas a los temporales. En una de las Tosetas conserva una turquesa y en otros huecos o cajillas restos de la pasta que sujetó las demás piedras que enriquecieron este aderezo. Longitud, 0,20. Peso, 60 gramos.

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2.° Aro formado por un tubo redondo que va en disminución hacia los extremos, los cuales, encorvados, se enlazan, cerrando el círculo, y terminan en sendas bellotas, las cuales está aplastadas. Dado su diámetro de 0,233, excesivo para el cuello, debió servir este aderezo para ceñir o sujetar el velo sobre el peinado o mitra de una dama.

El tubo debe estar relleno de alguna resina. Pesa 202,50 gramos.

3.° Par de arracadas fenicias, de labor calada, compuesta de flores de loto alternadas con palmetas asirias, entre las figurillas afrontadas del buitre sagrado egipcio; con gancho y cadenilla de suspensión. A una arracada: solamente le falta una, flor y la cabeza de una, de las aves; a la otra, peor tratada, le faltan muchas piezas y está abollada. Diámetro, 0,07. Peso de la primera, 36,30; de la ‘segunda, 27,5°, y fragmentos, 5,7 = 69,5 gramos.

Arrancadas de oro

Arrancadas de oro

4.º Par de brazaletes de labor calada, fenicia, formando doble festón de ondas y a los cabos palmetas de estilo asirio con fondo granulado. Diámetro, 0,06. Peso, 56,30 y 56,25 = 112,50 gramos.

5.° Diez y nueve piezas de collar de labor fenicia, en figura de glande achatado; las diez, con un contorno funicular o rizado, y las nueve, lisas, todas con canutillo de suspensión. Son estuches de amuletos. Mide de longitud el mayor 0,052 y pesa 12,90. Los demás miden de 0,020 a 0,012 y el peso total de los diez y ocho es de 38 gramos.

Collar de amuletos

Collar de amuletos

6.° Quince piezas de collar de labor fenicia. De ellas, siete son estuches de amuletos, de forma tubular, con anillas o canutillo de suspensión. Uno, cilíndrico, mide de longitud 0,021 y pesa 3,70; dos grandes, cilíndricos y semiesféricos a su terminación, de 0,05 de longitud y peso de 13,15; dos facetados, cuya tapa adorna la cabeza del gavilán simbólico egipcio coronado con el disco solar, de 0,042 y 16 de peso, y dos, también facetados, de 0,023 y 5,30 de peso. Otras dos piezas representan la Luna y el Sol conforme a la simbología cartaginesa y llevan seno dos canutillos de suspensión; miden 0,027 y su pesa es de 6 gramos. Otras dos piezas representan cabezas de serpiente, de 0,020 y 7,20 de peso. Y, por último, hay cuatro esferillas de primorosa labor granulada en motivos curvilíneos, pendientes de canutillos, de 0,017 y 9,40 de peso.

Diez y nueve canutillos y tres cuentas, accesorias de los collares: los primeros, de 0,010 a 0,018 y 9,30 de peso; las segundas, de 0,005 a 0,007.

7.° Cinturón formado por sesenta y una piezas, que son las siguientes: Dos placas, correspondientes al broche, cada una compuesta de tres unidas con una pasta. Son de forma rectangular con un saliente curvo la placa del lado derecho, y la del izquierdo con una escotadura de igual figura para facilitar la unión. La labor fenicia en estas placas como en cincuenta y nueve pequeñas del mismo cinturón está relevada sobre molde de piedra y en los fondos es granulada. Los motivos que adornan las placas son el asunto simbólico repetido de un hombre luchando con un león, en dos fajas, separando estas fajas una de palmetas contrapuestas, y estando todo encerrado en una orla también de palmetas, las cuales, como las anteriores y las figuras, tienen marcado carácter asirio. Una cadenilla bordea las placas, las cuales miden de ancho 0,071; de largo, la mayor, 0,087, y la menor, 0,051; peso de ambas, 44,50 gramos. Treinta y cinco placas cuadradas, de 0,023 por 0,01, en las que se repite el asunto de la lucha de hombre y león. Junto ,a los bordes superior e inferior hay dos series de taladros para los calvillos que sujetaban las placas al cuero del cinturón. Peso dejas treinta y cinco placas, 57 gramos.

Veintiuna placas completas y tres partidas, de 0,021 por 0,014, en

las que se representa una esfinge o león alado en pie y debajo una faja ornamentada con tres flores de loto. Estas placas tienen también las dos series de taladros para los clavitos de sujeción. Peso de las veinticinco placas y las cinco incompletas, 24,25.

Placa a modo de cinta, con una faja formada por cuatro rayas longitudinales grabadas. Longitud, 0,685, y ancho, 0,025. Peso, 75,20. En los bordes tiene las huellas de los clavitos de las placas pequeñas, lo que indica que esta grande es la parte central de la faja del cinturón, que completaban dos series de aquéllas. El cinturón así reconstituido mide de longitud 0,638. Los clavillos y fragmentos sueltos del cinturón dan un peso de 7,60.

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Broche y placas de cinturón de oro.

8.º Dos pequeños fragmentos de delicadísima labor de filigrana componiendo motivos ornamentales curvilíneos. Longitud, 0,010 y 0,007.

9.° Ciento noventa y cuatro piezas, las cuatro fragmentarias, de labor fenicia, ornamentales, compuestas de dos palmetas sobre un canutillo y con otro paralelo a él al través de ellas, ambos para sujetar en serie continua estas piezas, festoneando la tela de alguna prenda de vestir. Cada pieza mide 0,010 por,0,008; y en serie componen una línea de 1.98. Peso, 48,40 gramos.

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Brazaletes de labor calada en oro.

10. Dos cadenillas ,con un festón ondulado para sujetarla como borde de aplicación en una tela. Una de las cadenillas conserva un remate ornamental relevado en placa, por cuyo revés tiene un gancho. Longitud. 0,675 y 0,067. Peso, 12 y 11 gramos.

Cadenillas y piezas de oro.

Cadenillas y piezas de oro.

11. Pendiente (?) compuesto de un arete, cuyos extremos se enlazan y del cual penden dos esferillas. Longitud, 0,025. Peso, 1,50 gramos.

12. Sello compuesto de un escarabeo tallado en amatista, en el que aparece grabado un asunto místico en el que figuran dos deidades barbudas, sentadas ante un altar a cuyos lados hay dos animales fantásticos, campeando encima el disco solar alado; y montura de oro, giratoria, sobre un grueso aro ondulante con canutillo de suspensión. La piedra tiene suplida con oro una pequeña parte o defecto y mide 0,022; la montura, 0,043. Peso, 32,20 gramos.

13. Sello en forma de escarabeo, tallado en ágata roja, cuyo grabado representa un dios (al parecer, Horus) con dos cabezas que adorna con mitra y la uraeus, tiene cuatro alas extendidas, está sentado y ,ostenta en la mano la cruz con asa, símbolo de la vida divina; y tres flores de loto llenan el campo. Montado en oro gira sobre un semiaro de chapa. Dimensiones, 0,020 por 0,025. Peso, 11,30.

14. Sello en forma de escarabeo, tallado en jaspe oscuro, cuyo grabado representa un personaje barbado, con amplia ropa, en pie y con cetro. Montado en oro, gira sobre un semiaro de chapa. Dimensiones, 0,018 por 0,021. Pesa 9,50 gramos.

15. Sortija cuyo aro remata sus extremos con un motivo de palmetas de labor calada y cuyo chatón es doble, formado por dos escarabeos de pasta vítrea azul. A uno de éstos falta la laminilla de oro que lo cubría por el reverso. Dimensión, 0,025. Peso, 8,50 gramos.

16. Sortija cuyo aro termina por sus extremos en motivos de volutas. El chatón, doble, está formado por dos escaraboides, de los que sólo conserva uno de pasta vítrea violada. Dimensión, 0,022. Peso, 8 gramos.

17. Sortija cuyo aro termina en volutas y el chatón está formado por cuatro rostros humanos rellenos de pasta vítrea azul, uno de los frustro. Dimensión, 0,021. Peso, 7,50 gramos.

18. Sortija de aro cilíndrico en disminución hacia los extremos y chatón oblongo que lleva grabado un motivo egipcio consisitente en una barca en la que va un cinocéfalo sentado y un remero, viéndose debajo los peces y una cigüeña ibis. Miden: el aro, 0,021, y el chatón, 0,020. Peso, 10,5O gramos.

19. Sortija cuyo aro está adornado con espirales enlazadas y el chatón, oval, lleva grabado un jinete. Este anillo difiere de todos por su carácter griego primitivo o egeo. Diámetro 0,024; del chatón 0,12 Pesa 6,60 gramos.

Anillos signatorios con piedras grabadas y sortijas de oro con esmaltes.

Anillos signatorios con piedras grabadas y sortijas de oro con esmaltes.

20. Plato de forma circular ligeramente cóncavo y liso y abollado. Diámetro 0,185. Alto, 0,036. Pesa 161.

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Bordes de braseros de plata

Objetos de plata.

21. Brasero cartaginés, circular, ligeramente cóncavo, con reborde plano, en el cual, por el reverso, ,conserva el arranque de un asa formado por una gruesa chapa figurando dos antebrazos y manos de seis dedos, todo esto toscamente, con dos anillas para enlace de la dicha asa y sujeta con tres clavos cuyas cabezas, visibles por el anverso, afectan forma de rosetas. Está abollado y rayado, y tiene en parte desprendido el reborde. Diámetro, o,45. Pesa 1 kilogramo y 425 gramos. Se conservan además tres ,trozos del asa, que es cilíndrica con una semibellota al extremo. Pesa 71 gramos.

22. Numerosos fragmentos, diez y seis de ellos del borde, de otro brasero de plata. Los fragmentos de borde pesan 135 gramos; los demás, de chapa, que pasan de ciento, pesan 849.

Objetos varios.

23. Espejo discoidal de bronce, en estado fragmentario y con algunos pedazos sueltos. Dimensión, 0,15.

24. Fragmento (compuesto de dos pedazos regidos) de un vaso de vidrio verde, de paredes gruesas, con una inscripción en caracteres jeroglíficos egipcios trazada en torno del arranque del cuello y en éste dos sellos lo mismo, por desgracia, incompletos. Mide 0,093.

25. Piedra de afilar oblonga y facetada, con un taladro a cada extremo. Longitud, 0,208.

Estos veinticinco números componen el total de objetos de que se incautó el Juzgado de Cáceres y que han sido entregados al Museo. Por parte fueron remitidos a éste de Aliseda cuatro asas de vastos grandes de barro ordinario que, según noticias, fueron hallados en el mismo sitio que las alhajas.

Dos vasijas de barro ordinario de carácter visigodo : Descubiertas en Mérida. Son a modo de cántaros, de bastante capacidad, amibas de forma ovoidea. El mayor, de barro amarillento y de dos asas ,de las que no conserva íntegra más que una, lleva en el cuello y en su arranque adornos lineales incisos de líneas onduladas o en ziszás. Altura: 0,36. El otro ejemplar es un jarro de barro rojo, sin adorno alguno y con un asa. Alt.: 0,34.

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