Espectáculo y primera estrella femenina
Los Juegos de Los Ángeles 1932 se realizaron a la sombra de la crisis económica de 1929, pero también en la era dorada de las superproducciones de Hollywood. Así, por razones de prestigio nacional y ‘comercial’, los Estados Unidos y la industria del cine echaron el resto con los Juegos. La ceremonia inaugural, en el majestuoso Memorial Coliseum, de 105.000 localidades, fue planeada y realizada por el director de cine Cecil B. De Mille, experto en grandes producciones, y resultó la más fastuosa realizada hasta la fecha. Los juegos arrojaron un superávit de un millón de dólares. En las gradas fueron asiduos muchas de las grandes estrellas de la época, como Joan Crawford o Douglas Fairbanks. Se suspendió la Ley Seca, vigente en la época, para que los equipos europeos pudieran importar vino.
La crisis económica, sin embargo, afectó seriamente a la participación no estadounidense. A causa de la misma y del rígido amateurism de la época, muchas delegaciones enviaron equipos muy reducidas. España, por ejemplo, envió a seis atletas, de los que Santiago Amat ganó la medalla de bronce, en la categoría de monotipo olímpico de vela.
La primera villa olímpica
Los atletas presentes, los masculinos, fueron alojados en la primera Villa Olímpica propiamente dicha, Aunque con anterioridad, los atletas compartieron lugar de residencia, no se puede hablar de Villa Olímpica, tal y como la conocemos hasta esta edición, formada por 50 casas de estilo colonial espanol pintadas en tonos pastel. Pero la segregación a las mujeres fue tan rotunda que ni se dejó entrar a la cocinera del equipo finlandés. Las mujeres fueron alojadas en un hotel de lujo. Otras innovaciones fueron la introducción del cronometraje eléctrico y la concentración de las pruebas en dos semanas.
Deportivamente, los grandes protagonistas fueron los nadadores japoneses, liderados por Kusuo Kitamura, muchos adolescentes, que rompieron el histórico dominio estadounidense en su propio territorio. Por primera vez la gran estrella de los Juegos fue una mujer: la local, Mildred ‘Babe’ Didrikson, vencedora en jabalina y 80 metros vallas y plata en altura. La nadadora estadounidense Helene Madison y el gimnasta italiano Romeo Neri lograron tres oros.