1801 – Batalla de Copenhague


La Batalla de Copenhague fue un enfrentamiento naval y terrestre que enfrentó a Gran Bretaña y Dinamarca el 2 mayo de 1801 con motivo de eliminar la liga de los Neutrales fundada por Rusia, Suecia, Dinamarca y Prusia en diciembre de 1800, para proteger el comercio neutral, lo cual era contrario a los intereses comerciales ingleses.A mediados de diciembre de 1800 Rusia, Suecia y Dinamarca, firmaron un tratado de comercio y navegación, al que enseguida se adhirió Prusia. Las cláusulas de este tratado condensaban los principios del derecho marítimo, que fueron admitidos por las naciones del continente y que estaban dirigidos abiertamente contra Inglaterra, cuyo poder marítimo le permitía considerar sus propósitos como leyes a respetar por el resto de países. Una de las cláusulas a la que se oponía con más fuerza el Reino Unido, era aquella en la que se preveía la necesidad de reunir en el Báltico una poderosa escuadra aliada con misión de defender lo acordado. Inglaterra consideró la firma del tratado como una declaración de Guerra y actuó inmediatamente.

El primer paso fue el apresamiento en un mismo día de todos los buques mercantes rusos, daneses y suecos arribados en sus puertos, acto seguido ideó un plan encaminado a hacerse con la entrada del báltico y que, al tiempo, desligase a Dinamarca de la coalición y, por tanto, tener el camino libre para poder, en caso necesario, atacar el corazón de la liga:
Por su parte, el zar de Rusia, Pablo, se había convertido, de improviso, en un instrumento inconsciente de los planes de Napoleón.

Antes de empezar la lucha, Gran Bretaña contaba con varios factores a su favor. El invierno aún era muy crudo en esta época del año y los barcos rusos estaban todavía aprisionados por los hielos en el puerto de Reval; Suecia y Dinamarca no habían terminado aún los preparativos para la guerra. La situación era de lo más favorable para la armada inglesa y no queriendo desaprovechar la oportunidad se presentaron en el Cattegat, a mediados de marzo, con una escuadra compuesta por 50 buques a las órdenes del almirante Sir Hyde Parker, cuyo segundo en el mando era Lord Nelson, que ya había obtenido gran fama por su famosa victoria en Aboukir. Parker inició la marcha hacia Copenhague, pero para ello era indispensable atravesar el paso del Sund, cuyas orillas pertenecían a naciones enemigas; por un lado la sueca, que contaba con una débil estructura defensiva; y por el otro, la imponente fortaleza danesa de Krouborg, que contaba con importantes baterías para el ataque.

Con todo, el paso de Sund fue relativamente sencillo al aproximarse los ingleses a la orilla sueca lejos del alcance danés, y así lo hicieron después de ser rechazado por el gobierno de Dinamarca un ultimátum inglés contra su participación en la alianza. En el paso del Sund sólo tuvieron que enfrentarse a un ligero cañoneo. A mediodía del día 30 de marzo la escuadra ya estaba fondeada entre la isla de Kwen y Copenhague, cuyo puerto contaba con las ventajas de una defensa natural formidable a lo que se unía la también formidable acción del hombre. Delante de la bahía se encontraron con un enorme banco de arena, denominado Middel-Grund, que la dividía en dos, formando dos canales: el llamado Paso del rey, que era el más inmediato y el que daba acceso directo al puerto, y el paso de los holandeses, al otro lado. El primero de los canales estaba protegido por el fuerte de las Coronas y barreado por cuatro navíos y una fragata. Se completaba la defensa hacia el sur con una línea de 20 buques viejos, inmóviles sobre sus amarras y llenos de cañones, que se conformaban como una enorme batería flotante que se extendía a lo largo de la costa, interceptando todo lo largo del canal y apoyando sus extremos en las Coronas y en las baterías de la isla de Amack. Además de todo esto, la armada danesa contaba con una escuadra de 10 navíos completamente nuevos, pero con la dotación del armamento todavía incompleta lo que les imposibilitaba para entrar en lucha abierta, de hecho fue un auténtico inconveniente ya que los daneses tuvieron que ponerlos a salvo del fuego británico ya que su pérdida se hubiera considerado como un auténtico desastre para el país.

Para poder llevar a cabo los planes para atacar a la población, cuya ciudadela batía también de un modo eficaz la rada, era necesario forzar la entrada del canal bajo el fuego de más de 70 piezas de gran calibre emplazadas en las Coronas, o bien seguir por el paso de los holandeses y, desdoblando luego el banco de arena de Middel-Grund, entrar en la rada por el sur. De las dos soluciones los ingleses eligieron la segunda tras dedicar los días 31 de marzo y 1 de abril a reconocer la posición y sondear todos los pasos. El almirante Parker confió la misión a Nelson, que partió con 12 navíos descendiendo por la noche a lo largo de este canal, y a la mañana siguiente, aprovechando el viento favorable que soplaba, remontó el Paso del Rey por entre la línea danesa y el Middel-Grund. El banco de arena obligó a Nelson a extremar sus precauciones, pese a ello, tres de sus navíos, el Agamenón, Belona y Russell, encallaron, lo que dejó sus fuerzas reducidas a nueve navíos. Pese al contratiempo, Nelson siguió adelante con el ataque a la derecha de la línea danesa, que abrió sus 800 bocas de fuego contra una escuadra británica que respondía al tiempo que acortaba las distancias.

Mientras se mantenía esta lucha, bombardas situadas detrás de los navíos ingleses comenzaron a lanzar granadas sobre la capital, al tiempo que al capitán Rión, con otra división, le era encomendada la misión de apoderarse de las Coronas. Este intento fracasó y la situación vino a complicarse más cuando la brisa costera hizo embarrancar a tres navíos en los arrecifes de la costa. En este punto la batalle se manifestaba totalmente incierta y el almirante Parker, que asistía al combate desde su posición, temió que la victoria acabara decantándose a favor de los daneses por lo que, pensando que de seguir así las cosas no podría retirar a sus navíos, hizo enarbolar la bandera que ordenaba suspender el ataque. Pero Nelson no estaba por la labor de retirarse y cuando le comunicaron lo que ordenaba Parker, lejos de proceder a la retirada acentuó más el ataque aproximando todavía más a sus navíos. El tremendo cañoneo se acentuó aún más siendo las bajas materiales y humanas tremendas. Los barcos daneses estaban desarbolados, pero las británicos no estaban mucho mejor y las bajas se aproximaban a los 1.200 por bando. Al final Nelson aunque teóricamente vencedor tras cuatro horas y media de combates, se encontraba en una situación muy crítica; con algunos de sus barcos incapaces de maniobrar, otros hundidos y otros seriamente afectados, la salida del canal le era totalmente imposible, a lo que se unía que la salida estaba aun protegida por baterías danesas aun intactas. No era un momento para la lucha sino para la diplomacia y así actuó enviando un parlamentario al príncipe regente pudiéndole que suspendiera el ataque de las baterías de tierra, amenazando en caso contrario, con bombardear a la población civil y volar los barcos daneses apresados con toda su tripulación. El miedo de que Nelson pudiera cumplir su amenaza se apoderó del príncipe, y ordenó que se suspendiera el fuego. A los pocos días convino con el marino un armisticio que se firmó con una duración de 14 semanas y que al final se convertiría en definitivo, al confirmarse el rumor del asesinato del zar Pablo, lo que significaría la disolución de la coalición y el alejamiento, provisional, de los problemas para Gran Bretaña en esta zona.

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