Vikingos – las Invasiones Germánicas de Inglaterra


Los pueblos del mar del Norte, asentados en las actuales Noruega, Suecia y Finlandia, habían permanecido un tanto ajenos a los movimientos migratorios continentales, salvo algunos choques a principios del siglo VI contra frisones y jutos. La explosión demográfica, la riqueza de sus vecinos y la pericia en el arte de navegar de los escandinavos fueron las razones que les llevaron a protagonizar diversas campañas de saqueo y rapiña. Las expediciones vikingas conforman una doble vertiente: por mar, la única pretensión era la del botín; por tierra, o por cursos fluviales continentales, la pretensión era hallar tierras donde asentarse.

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Es mucho más conocida la primera vertiente, la que hizo de la amenaza vikinga una de las más temibles en la Europa altomedieval: los vikingos saquearon las costas de Inglaterra (786-796), Irlanda (797), Galia (799) e Hispania (802-813), llegando incluso hasta el Mediterráneo. Por lo que respecta a la expansión continental, los vikingos ocuparon Schleswig hacia el 810, entrando en dura pugna contra los francos que acabaron por utilizar Sajonia como una frontera entre ellos y los temidos vikingos. La ferocidad vikinga, los suplicios a que sometían a sus víctimas y toda una amalgama de leyendas creadas a su alrededor imprimeron en la conciencia colectiva europa una imagen terrorífica de los vikingos. Las incursiones continuaron asolando Europa hasta el siglo X; Alfredo el Grande, rey de Inglaterra, les detuvo en las islas británicas, así como Carlos el Calvo lo hizo en Galia. En el caso de las expediciones orientales, los vikingos acabaron por mezclarse con varegos y eslavos para formar los principados rusos.

A finales del siglo X y principios del XI, una nueva oleada de incursiones de piratas vikingos arrasó Europa: Southamton (980), Londres (994), Santiago de Compostela (968), Sevilla (971) y Asturias (1013). Pero para esta época, los reinos altomedievales ya estaban plenamente establecidos en Europa y no había ningún asentamiento violento. La época de las invasiones se puede dar prudentemente por finalizada hacia el siglo XI. La última excepción tuvo lugar en plena Edad Moderna, en el siglo XVII, cuando un nuevo pueblo mongol, los calmucos, invadió los límites del imperio otomano, estableciendo su zona de control en la estepa oeste del curso bajo del Volga.

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